Ignacio Rivera, presidente del Instituto de la Empresa Familiar, ha hecho un llamado a las empresas españolas para que dirijan su mirada hacia América Latina en medio de la guerra arancelaria provocada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Durante la clausura de la Asamblea Anual de Socios de la organización, Rivera destacó la importancia de establecer un pacto de Estado que ayude a mitigar las consecuencias de la incertidumbre geopolítica actual. Este encuentro, que tuvo lugar en el Palacio de la Bolsa de Madrid, reunió a más de cien compañías de origen familiar, entre las que se encuentran nombres destacados como Hijos de Rivera, Ferrovial, Mercadona y Puig.
La situación actual presenta tanto desafíos como oportunidades. Rivera enfatizó que las empresas familiares en España, que representan el 90% del tejido empresarial y generan el 70% del empleo privado, tienen la capacidad de liderar el crecimiento en Europa. «En este momento, España se posiciona como una de las locomotoras del Viejo Continente», afirmó, subrayando la visión a largo plazo que caracteriza a estas empresas. Además, destacó que su valor va más allá de las cifras, ya que se fundamenta en una responsabilidad hacia las personas, los aliados y el planeta.
La intervención de Josep Borrell, exrepresentante de la UE para Asuntos Exteriores, añadió otra capa de complejidad al debate. Borrell subrayó la necesidad de que Europa incremente su gasto militar y fortalezca su sector de defensa. En un contexto donde la seguridad se ha vuelto una prioridad, Borrell argumentó que los europeos deben asumir la responsabilidad de su propia defensa, especialmente ante la reorientación de las prioridades de Estados Unidos hacia el Pacífico. Propuso que Europa debería aumentar su gasto militar en aproximadamente 200.000 millones de euros anuales para no depender de la protección estadounidense.
Borrell también hizo hincapié en la importancia de ampliar las relaciones comerciales con Mercosur y explorar nuevas alianzas con países como India y naciones africanas. Este enfoque no solo busca diversificar las relaciones comerciales, sino también fortalecer la posición de Europa en un mundo cada vez más multipolar.
El evento también contó con la participación de Juan Bravo, vicesecretario de Economía del Partido Popular, quien criticó el plan arancelario del gobierno español. Bravo argumentó que las medidas propuestas solo conducen a más deuda para las empresas y no abordan las necesidades reales de los empresarios, quienes requieren rebajas fiscales para poder prosperar. Su intervención refleja una preocupación compartida por muchos en el sector empresarial, que ven la necesidad de un entorno más favorable para la inversión y el crecimiento.
El diálogo entre Arancha González Laya, exministra de Exteriores, y Pablo García-Berdoy, exembajador ante la UE, también fue significativo. Ambos expertos discutieron la transformación geopolítica que está redefiniendo el orden mundial, impulsada por el ascenso de China y la disminución del liderazgo estadounidense. Coincidieron en que este cambio es estructural y no meramente circunstancial, lo que implica que las empresas y gobiernos deben adaptarse a una nueva realidad global.
La asamblea no solo fue un espacio para discutir la situación actual, sino también para reflexionar sobre el futuro de las empresas familiares en un entorno global incierto. La capacidad de estas empresas para adaptarse y liderar en tiempos de crisis es crucial. Con una visión a largo plazo y un compromiso con la sostenibilidad, las empresas familiares pueden desempeñar un papel fundamental en la economía española y europea.
El Instituto de la Empresa Familiar, al reunir a líderes del sector, busca fomentar un diálogo constructivo sobre cómo enfrentar los desafíos actuales y aprovechar las oportunidades que surgen en un mundo en constante cambio. La colaboración entre el sector público y privado será esencial para crear un entorno que permita a las empresas familiares no solo sobrevivir, sino prosperar en el futuro.