La reciente emisión del programa ‘Malas lenguas’, conducido por Jesús Cintora, ha generado un gran interés en el panorama televisivo español. Sin embargo, los resultados de su segundo programa han dejado mucho que desear, registrando una caída significativa en la cuota de pantalla. Este artículo explora los detalles de la emisión, los temas tratados y el contexto en el que se desarrolla este nuevo formato de televisión.
**Un Comienzo Prometedor que se Desinfla**
El programa ‘Malas lenguas’ debutó con un 11,8% de cuota de pantalla, gracias a su emisión simultánea en La 1 y La 2. Este inicio prometedor hizo pensar que Cintora podría recuperar su estatus en la televisión pública, pero en su segunda emisión, el programa sufrió una caída drástica, alcanzando solo un 5,9% en La 1 y un 3,2% en La 2. Esta pérdida de más de dos puntos es un indicativo de que el formato aún no ha logrado captar la atención del público de manera consistente.
Durante el mes de marzo, TVE promedió un 10,3% de cuota de pantalla, lo que pone en perspectiva el desafío que enfrenta Cintora para mantener su programa a flote. La competencia en las franjas horarias de la tarde es feroz, y la cancelación de otros programas como ‘El cazador’ y ‘Aquí la tierra’ sugiere que la cadena está buscando alternativas para mejorar su rendimiento.
**Temas Controversiales y Debate Acalorado**
En su segundo programa, Cintora optó por abordar temas de gran relevancia social y política, como las declaraciones del obispo Munilla sobre el Valle de Cuelgamuros y la Ley de Memoria. Estos temas, aunque interesantes, generaron un debate acalorado entre los invitados, lo que podría haber desviado la atención del objetivo principal del programa: desmentir bulos y ‘fake news’. La elección de estos temas puede haber sido un intento de atraer a un público más amplio, pero también puede haber complicado el enfoque del programa.
Además, Cintora incluyó en la discusión la citación de Don Juan Carlos y Revilla en Santander, así como la investigación al novio de Ayuso. Estos asuntos, aunque relevantes, podrían haber contribuido a la percepción de que el programa se estaba alejando de su propósito original. La falta de un enfoque claro podría haber influido en la decisión de los espectadores de cambiar de canal.
La incertidumbre sobre si ‘Malas lenguas’ continuará siendo emitido simultáneamente en La 1 y La 2 o si se quedará únicamente en La 2 añade un elemento de tensión a la situación. La fecha límite del 22 de abril, cuando se estrena ‘La familia de la tele’, representa un desafío adicional para Cintora, quien deberá demostrar que su programa puede competir en un entorno cada vez más saturado.
**La Estrategia de TVE y el Futuro de Cintora**
La estrategia de TVE parece estar en constante evolución, buscando formatos que puedan atraer a la audiencia en un momento en que la televisión tradicional enfrenta una dura competencia de plataformas de streaming y contenido digital. La decisión de emitir ‘Malas lenguas’ en dos canales al mismo tiempo fue una jugada arriesgada, que inicialmente dio resultados positivos, pero que ahora parece haber perdido su efectividad.
Cintora, conocido por su estilo directo y su capacidad para abordar temas controvertidos, tiene la oportunidad de redefinir su enfoque y recuperar la confianza del público. Sin embargo, esto requerirá una revisión de los temas tratados y una mayor claridad en la misión del programa. La audiencia actual busca contenido que no solo informe, sino que también entretenga y conecte emocionalmente.
La presión está sobre Cintora y su equipo para que encuentren un equilibrio entre el debate y la desinformación, y para que logren captar la atención de un público que es cada vez más exigente. La televisión pública tiene la responsabilidad de ofrecer contenido de calidad, y ‘Malas lenguas’ tiene el potencial de ser un vehículo para ello, siempre y cuando logre adaptarse a las necesidades y expectativas de su audiencia.
En resumen, el futuro de ‘Malas lenguas’ y de Jesús Cintora en TVE dependerá de su capacidad para reinventarse y conectar con los espectadores. La lucha por la audiencia es intensa, y cada emisión será crucial para determinar si este nuevo formato puede establecerse como un referente en la televisión española.