El Mundial de Clubes ha sido testigo de un encuentro memorable entre el Chelsea y el Benfica, que se convirtió en un verdadero maratón futbolístico. El partido, disputado en el Bank of America Stadium de Charlotte, se extendió por cuatro horas y cuarenta minutos, convirtiéndose en uno de los más largos de la historia del torneo. La duración del encuentro se debió a una serie de interrupciones, incluyendo una pausa de dos horas por condiciones climáticas extremas, que alteraron el ritmo del juego y llevaron a un desenlace inesperado en la prórroga.
### Un partido marcado por la adversidad climática
Desde el inicio, el Chelsea mostró su intención de dominar el encuentro. Con un equipo bien estructurado y una alineación que incluía a jugadores clave como Reece James y Cole Palmer, los ingleses se hicieron con el control del balón y comenzaron a crear oportunidades. Sin embargo, el Benfica, aunque considerado inferior en términos de plantilla, se defendió con valentía, buscando aprovechar cualquier error del rival.
El primer tiempo transcurrió con el Chelsea presionando y el Benfica intentando mantener el orden defensivo. A pesar de las numerosas ocasiones de gol, el marcador se mantuvo en cero hasta el minuto 64, cuando Reece James, tras un tiro libre ejecutado de manera astuta, logró abrir el marcador para el Chelsea. Este gol parecía encaminar al equipo inglés hacia una victoria cómoda, pero el destino tenía otros planes.
A falta de cinco minutos para el final del tiempo reglamentario, el partido se detuvo debido a una amenaza de tormenta eléctrica. Los jugadores fueron evacuados del campo, y la espera de dos horas generó incertidumbre sobre el futuro del encuentro. Cuando finalmente se reanudó el juego, el Benfica, que había estado a la defensiva durante la mayor parte del partido, encontró una nueva vida. En el tiempo añadido, un penalti a favor del Benfica, tras una mano de Malo Gusto, permitió a Ángel Di María igualar el marcador con un tiro preciso desde los once metros. Este gol no solo llevó el partido a la prórroga, sino que también revitalizó a un equipo que parecía al borde de la eliminación.
### La prórroga y el desenlace inesperado
La prórroga comenzó con un Benfica que, a pesar de la inyección de confianza, se vio rápidamente en desventaja numérica tras la expulsión de Gianluca Prestianni. Con un jugador menos, el equipo portugués tuvo que redoblar esfuerzos, pero el Chelsea, consciente de su superioridad, comenzó a aprovechar los espacios dejados por su rival.
El Chelsea no tardó en capitalizar su ventaja. En el minuto 108, Christopher Nkunku, quien había ingresado como suplente, anotó el segundo gol para los ingleses, aprovechando un rebote en el área. Este gol fue un duro golpe para el Benfica, que se encontraba en una situación crítica. Sin embargo, el Chelsea no se detuvo ahí. En los minutos finales de la prórroga, Pedro Neto y Kiernan Dewsbury-Hall sellaron la victoria con dos goles más, culminando un resultado final de 4-1 que reflejaba la superioridad del equipo inglés en el campo.
El partido, que comenzó como un ejercicio de resistencia para el Benfica, se transformó en un duelo de desgaste donde el Chelsea demostró su capacidad para adaptarse y superar adversidades. La actuación de jugadores como Reece James y Nkunku fue fundamental para el éxito del equipo, mientras que el Benfica, a pesar de su esfuerzo, se despidió del torneo con la cabeza alta, destacando la figura de Di María, quien jugó su último partido como profesional en Europa.
Este encuentro no solo será recordado por su duración y el dramatismo de su desarrollo, sino también por la intensidad y la pasión que ambos equipos mostraron en el campo. El Chelsea avanza a los cuartos de final del Mundial de Clubes, donde se enfrentará al Palmeiras, mientras que el Benfica se prepara para una nueva etapa en su historia, con la esperanza de reconstruir y volver más fuerte en el futuro.