La ciudad de Sumi, ubicada al noroeste de Ucrania y cerca de la frontera con Rusia, fue escenario de un devastador ataque aéreo el pasado domingo, que resultó en la muerte de 34 civiles y dejó a 117 personas heridas, entre ellas 15 menores. Este ataque se produjo en un día significativo, ya que muchos ciudadanos se encontraban en las calles celebrando el Domingo de Ramos, lo que aumentó la tragedia del evento. Los misiles impactaron en pleno centro de la ciudad, donde la población se había congregado para asistir a las ceremonias religiosas.
Los detalles del ataque son desgarradores. Según el jefe de la inteligencia militar de Ucrania, Kiril Budnov, uno de los misiles cayó cerca de la Universidad Estatal de Sumi, mientras que el otro impactó en la concurrida calle Pokrovska. En el momento del ataque, un trolebús transitaba por la vía, y la conductora fue una de las víctimas fatales. Volodmir Niankin, un director de cine y residente de Sumi, relató que su hijo de siete años intentó refugiarse cuando cayó el segundo misil. La mayoría de las víctimas eran personas que se encontraban en la calle o en el transporte público, lo que subraya la naturaleza indiscriminada del ataque.
El segundo misil, que se cree estaba cargado con elementos de fragmentación, causó la mayor parte de las muertes. La región de Sumi es un importante centro militar para Ucrania, y aunque las fuerzas rusas han logrado avances en otras áreas, el ejército ucraniano ha mantenido sus posiciones en esta zona. De hecho, la incursión de las Fuerzas Armadas ucranianas en Kursk en agosto de 2024, donde aún controlan un perímetro de aproximadamente sesenta kilómetros cuadrados, busca desviar la atención de las fuerzas rusas en Sumi.
Este ataque no es un incidente aislado. Solo unos días antes, un misil ruso había impactado en Krivi Rog, la ciudad natal del presidente ucraniano Volodmir Zelenski, causando la muerte de 20 personas, incluidos nueve menores. Estos ataques aéreos han complicado las negociaciones de paz que se estaban llevando a cabo, ya que se esperaba que representantes de Ucrania y del Kremlin se reunieran en Ankara para discutir la seguridad en el Mar Negro tras un alto el fuego en la región.
La respuesta internacional al ataque en Sumi ha sido contundente. Volodmir Zelenski calificó el ataque como una crueldad que solo puede ser perpetrada por un «bastardo» y prometió una fuerte respuesta. Desde Estados Unidos, el secretario de Estado, Marco Rubio, expresó sus condolencias a las víctimas y condenó el ataque, mientras que el enviado especial de la presidencia estadounidense para Ucrania, Keith Kellogg, lo describió como un acto que sobrepasa todos los límites de la decencia. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, también condenó el ataque, calificándolo de «barbarie» y subrayando que la crueldad de Putin ha vuelto a matar a civiles inocentes.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se unió a las voces de condena, afirmando que España y la Unión Europea no dejarán de apoyar a Ucrania en estos momentos difíciles. La comunidad internacional ha mostrado su solidaridad con el pueblo ucraniano, y las repercusiones de este ataque podrían tener un impacto significativo en las futuras negociaciones de paz y en la dinámica del conflicto en la región.
El ataque en Sumi es un recordatorio escalofriante de la brutalidad del conflicto en Ucrania y de la vulnerabilidad de los civiles en medio de la guerra. La comunidad internacional se enfrenta a un dilema: cómo responder a estos actos de agresión y al mismo tiempo buscar una solución pacífica al conflicto. La situación en Ucrania sigue siendo tensa, y los ataques aéreos continúan poniendo en riesgo la vida de miles de personas inocentes. A medida que las negociaciones de paz se desarrollan, la esperanza de un alto el fuego duradero parece más lejana que nunca, mientras el sufrimiento de la población civil se intensifica con cada nuevo ataque.