El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a centrar su atención en el gasto militar de los países miembros de la OTAN, señalando específicamente a España como uno de los países que, según él, ha contribuido de manera insuficiente a la defensa colectiva. Durante su llegada al aeropuerto de Morristown, en Nueva Jersey, Trump expresó su descontento con la postura del gobierno español, liderado por Pedro Sánchez, en relación con el compromiso de gasto del 5% del Producto Interior Bruto (PIB) en defensa.
El mandatario estadounidense afirmó que España ha sido históricamente un país que ha pagado muy poco por su defensa, sugiriendo que su gobierno debería adoptar un enfoque más serio y comprometido con respecto a sus obligaciones dentro de la Alianza Atlántica. «España ha pagado muy poco. Siempre ha pagado muy poco. O eran buenos negociadores o no hacían lo correcto», declaró Trump, enfatizando que todos los países miembros de la OTAN deberían cumplir con el mismo estándar de gasto en defensa.
La presión sobre España se intensificó tras las declaraciones de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, quien reiteró que todos los miembros de la OTAN, incluido España, deben aumentar su gasto hasta alcanzar el umbral del 5%. Esta exigencia ha generado un debate considerable en el país, donde el gobierno de Sánchez ha manifestado su desacuerdo con esta meta, argumentando que no es razonable y que podría ser contraproducente.
El primer ministro español ha propuesto que se considere una fórmula más flexible que permita que el objetivo de gasto sea opcional o que España quede excluida de esta meta. Esta propuesta fue presentada al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en un intento de encontrar un terreno común que no limite las ambiciones de gasto de otros aliados.
### La postura de España frente a la OTAN
La postura del gobierno español ha sido clara: no se comprometerá a alcanzar el 5% del PIB en defensa. Pedro Sánchez ha defendido que cada país tiene la soberanía para decidir cuánto está dispuesto a invertir en su defensa, y que el aumento del gasto militar no debería ser una obligación impuesta. En este contexto, el primer ministro ha argumentado que el enfoque debe ser más flexible, permitiendo que cada nación determine su nivel de inversión en función de sus circunstancias y necesidades.
Sánchez ha planteado que la exigencia de un gasto del 5% podría desviar recursos de otras áreas críticas, como la educación o la sanidad, y ha instado a la OTAN a considerar alternativas que no comprometan la seguridad de los aliados. Esta postura ha generado reacciones mixtas tanto a nivel nacional como internacional, con algunos apoyando la necesidad de un gasto militar más elevado y otros defendiendo la posición del gobierno español.
En medio de este debate, el rey Felipe VI también ha intervenido, defendiendo el papel de la OTAN en la seguridad europea. Durante un discurso en la ceremonia de clausura de la promoción 2024-2025 del Colegio de Europa, el monarca subrayó la importancia de la organización militar, afirmando que es más vital que nunca para la seguridad colectiva de Europa. Felipe VI destacó que los recursos combinados y las Fuerzas Armadas de los Estados miembros tienen un enorme potencial, pero también reconoció que es necesario avanzar en la alineación de recursos y capacidades.
El rey enfatizó que la defensa de los principios que rigen el orden internacional y la paz entre las naciones es fundamental, y que la OTAN debe seguir haciendo valiosas contribuciones en este sentido. Sin embargo, sus palabras contrastan con la negativa del gobierno español a incrementar el gasto militar, lo que ha llevado a una creciente tensión entre las expectativas de la OTAN y la realidad del compromiso español.
### Implicaciones para la seguridad europea
La situación actual plantea importantes interrogantes sobre el futuro de la seguridad en Europa y el papel de España dentro de la OTAN. La insistencia de Trump en que todos los países miembros deben cumplir con el mismo estándar de gasto en defensa podría llevar a una reevaluación de las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados europeos, especialmente si algunos países, como España, no están dispuestos a aumentar su inversión en defensa.
Además, la falta de consenso sobre el gasto militar podría debilitar la cohesión de la OTAN en un momento en que la seguridad colectiva es más crucial que nunca. La creciente amenaza de conflictos en diversas regiones del mundo y la necesidad de una respuesta unificada ante desafíos globales requieren que los países miembros trabajen juntos de manera efectiva.
En este contexto, la postura de España podría ser vista como un desafío a la autoridad de la OTAN y a la presión ejercida por Estados Unidos. La decisión de Sánchez de no comprometerse a alcanzar el 5% del PIB en defensa podría tener repercusiones en la percepción de España como un aliado confiable dentro de la Alianza, lo que podría afectar su influencia en futuras negociaciones y decisiones estratégicas.
A medida que se acerca la cumbre de la OTAN en La Haya, donde se discutirán estos temas, la atención estará centrada en cómo España y otros países miembros abordarán las expectativas de gasto militar y cómo esto impactará en la seguridad colectiva de Europa.