La situación en Gaza ha escalado en las últimas semanas, con el Ejército israelí cediendo a las presiones del gobierno de Benjamin Netanyahu para llevar a cabo un plan de ocupación total del enclave palestino. Este cambio de postura se produce en medio de intensas negociaciones y un aumento alarmante en el número de víctimas civiles. La decisión de avanzar con el plan operativo, que incluye una serie de objetivos estratégicos, ha generado preocupación tanto a nivel local como internacional.
**La Estrategia Militar de Netanyahu**
El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Eyal Zamir, ha dado luz verde a un plan que busca, entre otros objetivos, derrotar a Hamas, liberar a los rehenes, desarmar la Franja de Gaza, tomar el control de la seguridad y establecer un gobierno civil que no esté vinculado ni a Hamas ni a la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Este plan, que ha sido discutido desde el pasado viernes, ha sido objeto de controversia, ya que las Fuerzas Armadas inicialmente mostraron resistencia a la estrategia propuesta por Netanyahu, que fue considerada demasiado agresiva y con un alto costo en vidas humanas.
A medida que los bombardeos en Ciudad de Gaza se intensifican, las autoridades sanitarias han comenzado a reportar cifras alarmantes de muertes, que han alcanzado casi el centenar diario. Esta escalada de violencia ha llevado a un aumento de la presión internacional sobre Israel, con llamados a la moderación y a la búsqueda de soluciones pacíficas. Sin embargo, el gobierno israelí parece decidido a seguir adelante con su estrategia militar, a pesar de las críticas.
**Negociaciones y Desplazamiento Forzado**
En paralelo a la intensificación de los ataques, se han llevado a cabo negociaciones con Sudán del Sur para discutir la posible reubicación forzada de palestinos. La viceministra de Asuntos Exteriores de Israel, Sharren Haskel, viajó a Sudán del Sur para tratar este tema, aunque el gobierno sudanés ha rechazado la idea, lo que ha generado aún más tensiones. Según informes, el plan implicaría que Sudán del Sur acogiera a los gazatíes a cambio de un levantamiento de las sanciones impuestas por Estados Unidos, que han afectado gravemente al país tras años de guerra civil.
Netanyahu ha defendido su postura, argumentando que permitir la salida de la población civil de Gaza es una medida necesaria para llevar a cabo operaciones militares efectivas contra Hamas. Sin embargo, este enfoque ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos, que advierten que el desplazamiento forzado de una población constituye un crimen de guerra bajo el derecho internacional.
Mientras tanto, los países árabes están tomando medidas para evitar que se materialicen estos planes. Egipto y Hamas han reanudado negociaciones en El Cairo para buscar un cese al fuego, aunque el equipo negociador israelí ha declinado participar en estas conversaciones. Con el apoyo de Catar y Estados Unidos, el gobierno egipcio ha contactado a Arabia Saudita e Irán para presentar una propuesta conjunta que podría ayudar a mitigar la crisis en Gaza.
La creación de una fuerza internacional para supervisar la situación en Gaza, propuesta por el presidente francés Emmanuel Macron, ha recibido el visto bueno tanto de Hamas como de la ANP. Sin embargo, la implementación de esta idea sigue siendo incierta, dado el contexto de violencia y desconfianza que prevalece en la región.
A medida que la situación se desarrolla, el número de muertos sigue aumentando, con informes recientes que indican que al menos 55 personas han perdido la vida en ataques israelíes, incluidos 26 que estaban cerca de puntos de distribución de alimentos. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desenvuelven los acontecimientos, mientras las esperanzas de una resolución pacífica parecen desvanecerse.