El baloncestista español Ricky Rubio ha compartido recientemente su experiencia personal tras la muerte de su madre, un acontecimiento que ha marcado un antes y un después en su vida y carrera profesional. En una emotiva entrevista, Rubio se ha sincerado sobre los momentos más difíciles que ha enfrentado, así como sobre su relación con el baloncesto y su salud mental.
La decisión de hacer una pausa en su carrera no fue fácil. Desde el verano pasado, Rubio ha estado lidiando con una profunda lucha interna que lo llevó a cuestionar su amor por el baloncesto. En el programa ‘Lo de vole’, el jugador reveló que, a pesar de su éxito en la NBA, sentía que su vida carecía de sentido. «Yo quiero jugar al baloncesto, pero no puedo», expresó, dejando entrever la posibilidad de una retirada definitiva del deporte que lo ha acompañado desde su infancia.
### La relación con su madre y el impacto de su enfermedad
La madre de Ricky Rubio fue una figura fundamental en su vida, y su enfermedad marcó un periodo de gran dolor para el jugador. En 2012, le diagnosticaron cáncer, y durante los años siguientes, Rubio se vio atrapado entre su carrera profesional y la necesidad de estar al lado de su madre. En la temporada 2015, cuando las cosas comenzaron a ir mal, el baloncestista se encontraba en una encrucijada emocional. «Ese año empiezo a notar que las cosas no van bien, y ella no quería que lo viera», recordó.
Rubio compartió que, a pesar de su éxito en la NBA, su mente estaba constantemente ocupada por la salud de su madre. Durante el descanso del All-Star, aprovechaba para regresar a España y pasar tiempo con ella. Sin embargo, la presión de su carrera lo mantenía alejado en momentos críticos. «Recuerdo que estaba en el viaje de vuelta y pensaba: ‘no tengo que coger este vuelo'», confesó, reconociendo que su madre no iba a durar mucho tiempo.
Finalmente, tras terminar la temporada en abril, regresó a casa para pasar las últimas semanas con ella. «Creo que mi madre me esperó. Estuve con ella cuatro o cinco semanas, y si no me llega a esperar, no me lo perdono nunca», reflexionó. Esta experiencia no solo le permitió despedirse, sino que también le hizo replantearse su vida y su carrera.
### La presión del éxito y la búsqueda de la felicidad
Ricky Rubio ha sido un referente en el baloncesto español, pero su camino no ha estado exento de desafíos. A menudo, se ha sentido presionado por las expectativas que conlleva ser un jugador de élite. En su entrevista, habló sobre cómo la búsqueda constante de la perfección lo llevó a un estado de insatisfacción. «Para mí, nunca nada era suficiente», admitió, comparando su trayectoria con la de otros grandes del baloncesto, como Pau Gasol.
La presión de tener que triunfar en la NBA lo llevó a cuestionar si realmente era lo que deseaba. «He tenido una experiencia brutal, pero la persona hubiera estado más feliz», dijo, sugiriendo que el éxito no siempre se traduce en felicidad. Esta reflexión es un recordatorio de que, a menudo, los atletas enfrentan batallas internas que van más allá de lo físico.
Rubio también se refirió a la importancia de cuidar la salud mental, especialmente en un entorno tan competitivo como el del deporte profesional. «Hay momentos en los que todo te pesa tanto», comentó, haciendo eco de la realidad que muchos atletas enfrentan. La presión, el miedo al fracaso y la lucha por mantener un equilibrio entre la vida personal y profesional pueden ser abrumadores.
La historia de Ricky Rubio es un testimonio de la complejidad de ser un atleta de élite. A través de su experiencia, ha abierto un diálogo sobre la salud mental en el deporte, un tema que ha ganado relevancia en los últimos años. Su valentía al compartir su lucha personal no solo inspira a otros atletas, sino que también invita a la sociedad a reflexionar sobre la importancia de la salud mental y el bienestar emocional.
En un mundo donde el éxito a menudo se mide por logros y títulos, la historia de Rubio nos recuerda que la verdadera victoria puede estar en encontrar la paz interior y el equilibrio en nuestras vidas. Su viaje es un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, siempre hay espacio para la esperanza y la sanación.