La situación laboral en el sector de la hostelería en Portugal ha alcanzado un punto crítico, llevando a miles de trabajadores a salir a las calles de Lisboa en busca de mejores condiciones salariales. Esta manifestación, convocada por la Federação dos Sindicatos de Agricultura, Alimentação, Bebidas, Hotelaria e Turismo de Portugal (Feshat), refleja la creciente insatisfacción con los bajos salarios que predominan en la industria, especialmente en un contexto donde la economía del país se ha visto impulsada por la llegada de trabajadores migrantes.
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ha enviado al Tribunal Constitucional una nueva legislación sobre inmigración, la Lei de Estrangeiros, que ha sido respaldada por partidos de centroderecha y ultraderecha. Esta ley establece la creación de la Unidade Nacional de Estrangeiros e Fronteiras (UNEF), una entidad que ha sido criticada por su enfoque restrictivo hacia la regularización de inmigrantes. La Iglesia Católica ha expresado su oposición a esta normativa, argumentando que el país necesita a estos trabajadores para cubrir los puestos vacantes en diversas industrias.
### Salarios en el Norte de Portugal: Un análisis preocupante
Los datos económicos recientes de la Comissão de Coordenação e Desenvolvimento Regional do Norte (CCDR-N) revelan que el salario medio en el norte de Portugal es de 1.151 euros netos al mes, un incremento del 11% en el último año. Sin embargo, este monto sigue estando por debajo del salario mínimo interprofesional en España, que se sitúa en 1.184 euros. En el sector industrial, los salarios son aún más bajos, con una media de 1.089 euros mensuales, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad económica de los trabajadores en esta región.
La comparación con Galicia es alarmante. Según el último balance de la Agencia Tributaria, el salario industrial en Galicia es de 26.208 euros anuales, lo que equivale a 1.872 euros mensuales en 14 pagas. Para poner esto en perspectiva, los trabajadores del norte de Portugal tendrían que retroceder hasta 2006 para encontrar un salario equivalente, lo que indica un estancamiento en el crecimiento salarial en comparación con otras regiones.
A finales de junio, el Instituto do Emprego e Formação Profissional (IEFP) reportó que había 3.542 vacantes sin cubrir en el norte de Portugal, un aumento del 44,5% en comparación con el año anterior. Esta situación refleja no solo la falta de trabajadores dispuestos a aceptar salarios tan bajos, sino también la creciente necesidad de una revisión de las políticas salariales en el país.
El sector primario, que incluye agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, presenta una situación aún más precaria, con salarios que no superan los 800 euros mensuales. En el ámbito de la hostelería y los hoteles, la media se sitúa en 915 euros, lo que resulta insuficiente para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores.
### La importancia de la migración en el sector de la hostelería
La dependencia del sector de la hostelería en Portugal de la mano de obra migrante es notable. Un estudio de Randstad Research indica que el 18,3% de los trabajadores en este sector son inmigrantes, solo superados por las actividades de limpieza, que tienen un 20,8%. Esta alta proporción de trabajadores migrantes pone de relieve la necesidad de políticas más inclusivas que no solo reconozcan su contribución a la economía, sino que también garanticen condiciones laborales justas.
Las protestas en Lisboa son un llamado a la acción para que el gobierno y las empresas reconsideren sus políticas salariales y laborales. Los trabajadores exigen no solo un aumento en sus salarios, sino también una mejora en las condiciones de trabajo, que les permita vivir dignamente en un país donde el costo de vida sigue aumentando.
La situación en Portugal es un reflejo de una tendencia más amplia en Europa, donde muchos sectores enfrentan desafíos similares en términos de salarios y condiciones laborales. La presión para mejorar estas condiciones es cada vez más fuerte, y las manifestaciones como la de Lisboa son una clara señal de que los trabajadores están dispuestos a luchar por sus derechos y por un futuro más justo.