El uso de vapeadores desechables ha crecido exponencialmente en los últimos años, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de California en Davis ha puesto en evidencia que estos dispositivos, que muchos consideran una alternativa más segura a los cigarrillos tradicionales, pueden ser incluso más perjudiciales para la salud. Este artículo explora los hallazgos de la investigación y sus implicaciones para la salud pública.
### La toxicidad de los vapeadores desechables
El estudio en cuestión analizó varios modelos de vapeadores desechables y encontró que liberan niveles alarmantes de metales tóxicos, como plomo, níquel y antimonio. En particular, se descubrió que uno de los dispositivos estudiados liberaba más plomo en un solo día de uso que casi 20 paquetes de cigarrillos tradicionales. Esta información es preocupante, dado que la mayoría de los consumidores de estos dispositivos son adolescentes y adultos jóvenes, un grupo demográfico que es especialmente vulnerable a los efectos nocivos de la exposición al plomo.
La inhalación de metales pesados puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer, enfermedades respiratorias y daño neurológico. Brett Poulin, profesor adjunto del Departamento de Toxicología Ambiental de la Universidad de California en Davis, enfatiza que «nuestro estudio destaca el riesgo oculto de estos nuevos y populares cigarrillos electrónicos desechables, con niveles peligrosos de plomo neurotóxico y níquel y antimonio cancerígenos». Esto sugiere que los vapeadores desechables no solo son más dañinos que otros tipos de cigarrillos electrónicos, sino que en algunos casos, también superan los riesgos asociados con los cigarrillos tradicionales.
### El proceso de investigación y hallazgos
El estudio comenzó cuando Mark Salazar, un doctorando en el laboratorio de Poulin, se interesó por un cartucho desechable de vapeo que vio en casa de un amigo. Intrigado, llevó el dispositivo al laboratorio para analizar su vapor en busca de metales. Los resultados fueron sorprendentes: las concentraciones de plomo eran tan altas que inicialmente pensaron que el equipo de medición estaba defectuoso. Esto llevó a los investigadores a profundizar en el análisis de estos dispositivos desechables.
Los científicos examinaron el vapor de siete tipos de dispositivos de tres marcas populares, generando entre 500 y 1,500 caladas por cada uno. Los resultados mostraron que algunos dispositivos emitían concentraciones alarmantemente altas de metales, incluidos antimonio y plomo. Además, los niveles de cromo, níquel y antimonio aumentaban a medida que se incrementaba el número de bocanadas. En general, la mayoría de los vapeadores desechables analizados liberaron cantidades significativamente mayores de metales y metaloides en comparación con los vaporizadores recargables.
Al desmontar los dispositivos, los investigadores identificaron las fuentes de los metales. Descubrieron que algunos componentes de aleación de bronce con plomo liberaban níquel y plomo al líquido de vapeo. Asimismo, se encontró que el níquel se liberaba de las resistencias de calentamiento y que el antimonio estaba presente en niveles elevados en líquidos de vapeo no utilizados. Estos factores aumentan el riesgo de cáncer y otras enfermedades graves.
### Implicaciones para la salud pública
Los investigadores también evaluaron el riesgo para la salud de los usuarios diarios de estos dispositivos. Los vapores de tres de los dispositivos analizados contenían niveles de níquel y antimonio que superaban los límites de riesgo de cáncer. Además, los vapores de cuatro de los dispositivos emitían níquel y plomo, lo que excedía los umbrales de riesgo para enfermedades no cancerígenas, como daño neurológico y enfermedades respiratorias.
A pesar de que el estudio se centró en solo tres de las casi 100 marcas de cigarrillos electrónicos desechables disponibles en el mercado, los hallazgos son alarmantes. La creciente popularidad de estos dispositivos, especialmente entre los adolescentes, plantea serias preocupaciones sobre la salud pública. La falta de estudios sobre estos dispositivos relativamente nuevos deja a los consumidores y reguladores en una posición de desinformación.
Los resultados del estudio subrayan la necesidad urgente de aplicar regulaciones más estrictas sobre los cigarrillos electrónicos desechables y de continuar la investigación para comprender mejor la magnitud del problema y sus implicaciones para la salud pública. La comunidad científica y los responsables de la política de salud deben trabajar juntos para abordar esta creciente preocupación y proteger a los jóvenes de los riesgos asociados con el vapeo.