La Universidade da Coruña (UDC) ha estado en el centro de una intensa discusión sobre la necesidad de establecer una titulación de Medicina propia, un objetivo que ha sido parte de su agenda durante 35 años. Recientemente, el rector de la UDC, Ricardo Cao, ha reavivado esta aspiración al anunciar la intención de implantar el título en 2027. Este anuncio no solo representa un avance académico, sino que también refleja tensiones políticas y administrativas entre las universidades gallegas.
La decisión de Cao se produce en un contexto de creciente competencia y colaboración entre las universidades de Galicia. La reciente convocatoria de plazas docentes por parte de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) para impartir clases en el Hospital de A Coruña ha sido el catalizador de esta nueva reivindicación. En una reunión del Consello de Goberno, el rector expresó que esta acción de la USC cruzó una «línea roja» y rompió el espíritu de colaboración que había existido entre las instituciones. Según Cao, esta situación lo llevó a reclamar la titulación de Medicina, argumentando que la UDC cuenta con los recursos humanos y materiales necesarios para llevar a cabo esta iniciativa.
La historia de la colaboración y la competencia entre la UDC y la USC no es nueva. En 2009, el entonces rector de la UDC, José Manuel Barja, presentó un recurso contencioso administrativo contra la USC por una situación similar, lo que resultó en un acuerdo que estipulaba que cada universidad utilizaría su hospital asociado para la formación de sus estudiantes. Este acuerdo, que había sido respetado hasta ahora, se ha visto comprometido por la reciente acción de la USC, lo que ha llevado a la UDC a actuar con rapidez y determinación.
La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, ha manifestado su apoyo a la iniciativa del rector, rechazando lo que considera un «absurdo centralismo» por parte de la USC. Este apoyo político es crucial, ya que la creación de una titulación de Medicina no solo depende de la UDC, sino también de la aprobación y el financiamiento por parte de la Xunta de Galicia. En este sentido, la alcaldesa ha enfatizado la importancia de que A Coruña tenga su propia facultad de Medicina, argumentando que es una reivindicación histórica que debe ser atendida.
Por otro lado, la ciudad de Vigo también ha comenzado a hacer eco de esta demanda. Aunque el rector de la Universidad de Vigo no ha tomado una postura firme al respecto, el alcalde Abel Caballero ha exigido la creación de un título de Medicina en su ciudad. Esta presión adicional podría complicar aún más la situación, ya que ambas ciudades buscan asegurar su lugar en el ámbito académico de la medicina en Galicia.
El debate sobre la titulación de Medicina en Galicia no solo es académico, sino que también tiene implicaciones significativas para la formación de médicos en la región. Actualmente, Galicia gradúa poco más de 400 médicos al año, mientras que la demanda de plazas en el sistema MIR es de alrededor de 500. Esto pone de manifiesto la necesidad de aumentar la capacidad formativa en la comunidad, lo que podría ser un argumento adicional para la creación de nuevas facultades de Medicina.
La situación actual refleja una «tormenta perfecta» en la que la UDC se ve obligada a actuar para proteger sus intereses académicos y los de sus estudiantes. La falta de transparencia y lealtad en las decisiones tomadas por la USC y el Sergas ha sido criticada por Cao, quien ha señalado que estas acciones perjudican a la UDC y su capacidad para ofrecer una formación de calidad en el ámbito de la medicina.
A medida que se acerca el año 2027, la UDC se enfrenta a un desafío significativo: no solo debe establecer la titulación de Medicina, sino también garantizar que cuenta con el apoyo necesario para llevar a cabo esta ambiciosa iniciativa. La colaboración entre las universidades y la administración pública será crucial para el éxito de este proyecto, que podría transformar el panorama educativo en Galicia y mejorar la formación de futuros médicos en la región.
En resumen, la lucha por la titulación de Medicina en la UDC es un reflejo de las complejidades y tensiones que existen en el sistema educativo gallego. Con el apoyo de figuras políticas y la presión de otras universidades, la UDC se encuentra en una encrucijada que podría definir su futuro académico y el de la formación médica en Galicia.