María del Carmen Baamonde Quintas, una mujer de 81 años originaria de Castro de Ribeiras de Lea, se enfrenta a una dura realidad tras una cirugía de rodilla que, en lugar de mejorar su calidad de vida, la ha dejado parapléjica. Carmen, que había estado lidiando con problemas de artrosis, había estado esperando durante dos años para someterse a una operación que le permitiría recuperar su movilidad y autonomía. Sin embargo, lo que comenzó como una esperanza se convirtió en una pesadilla.
El 4 de abril de 2025, Carmen fue intervenida en el hospital de Ourense. Durante las primeras horas tras la cirugía, se sentía bien y no notó nada inusual. Sin embargo, la situación cambió drásticamente entre la tarde y la noche del 5 al 6 de abril, cuando comenzó a experimentar una pérdida progresiva de movilidad en sus piernas. Desde entonces, ha estado en una cama de hospital, incapaz de moverse de la cintura hacia abajo. «Vine a operarme de una rodilla, caminando con mis propios pies, y me he quedado inválida», lamenta Carmen, quien ha expresado su frustración por la falta de información sobre su condición.
La familia de Carmen no ha permanecido en silencio ante esta situación. El 25 de abril, presentaron una queja formal en atención al paciente del CHUO, cuestionando la responsabilidad del hospital en el caso de su madre. «¿Alguien se va a hacer responsable de que una paciente que vino a operarse de una rodilla se haya quedado parapléjica?», se preguntaban. La dirección del área sanitaria de Ourense ha respondido que, aunque el procedimiento y las técnicas utilizadas fueron correctas según los protocolos clínicos, se produjo una complicación extremadamente rara y poco frecuente. Esta respuesta no ha satisfecho a la familia, que siente que la falta de información ha agravado su angustia.
La preocupación por la recuperación de Carmen es palpable. Sus familiares temen que la demora en el inicio del tratamiento y la rehabilitación adecuados pueda afectar negativamente sus posibilidades de recuperación. «Nadie nos dice al 100% que se pueda recuperar, pero si hay algo que se pueda hacer, cuanto antes, mejor», expresa su nieta. Durante su estancia en el hospital, los fisioterapeutas han realizado sesiones de ejercicios y movilización, pero la familia ha solicitado que Carmen sea trasladada a una unidad especializada para atender el daño que padece tras la intervención.
Finalmente, después de más de cinco semanas en el CHUO, Carmen será trasladada al Hospital Universitario de A Coruña (Chuac), donde podrá recibir un seguimiento especializado y el tratamiento adecuado en la Unidad de Daño Medular. Este traslado se produce tras una solicitud inicial que fue rechazada en abril, lo que ha generado aún más frustración en la familia.
La cirugía de rodilla de Carmen se realizó bajo anestesia combinada (raquídea y epidural), y aunque inicialmente no sintió nada extraño, su situación comenzó a deteriorarse rápidamente. «Se me dormían los pies, no los sentía», recuerda. Con el tiempo, la pérdida de sensibilidad se extendió a su abdomen y piernas. La experiencia de estar confinada en una cama durante más de un mes ha sido devastadora para Carmen, quien describe el tiempo como si hubieran pasado cinco años.
A pesar de su situación, Carmen ha encontrado consuelo en la lectura y la pintura, pasatiempos que le han ayudado a sobrellevar las largas horas de hospitalización. Sin embargo, la angustia por su estado es evidente. Carmen ha hablado abiertamente con su familia y médicos sobre su deseo de no continuar viviendo en estas condiciones. «Tengo 81 años y, si sigo así, los años que me queden serían de sufrimiento. No quiero vivir así, esto no es vida. Estoy sufriendo mucho», comparte.
La familia de Carmen, que ha estado a su lado durante todo este proceso, respeta su decisión y se enfrenta a la difícil realidad de ver a un ser querido sufrir. «Nadie quiere perder a un ser querido, pero tampoco verlo sufrir. Es difícil», expresa su nieta, visiblemente emocionada. A pesar de la complejidad de la situación, la familia ha manifestado su agradecimiento por el cariño y la atención del personal médico que ha atendido a Carmen durante su ingreso en el hospital.
Carmen ha sido una cuidadora dedicada a lo largo de su vida, habiendo cuidado de su esposo José durante muchos años hasta su fallecimiento hace una década. Ahora, tras haber superado tantas adversidades, se enfrenta a uno de los mayores desafíos de su vida. La historia de Carmen es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de cómo un procedimiento médico, que debería haber sido un paso hacia la recuperación, puede transformarse en una experiencia devastadora.
