El 29 de octubre de 2024, Valencia fue golpeada por una de las tormentas más devastadoras de su historia, conocida como la dana. Las lluvias torrenciales causaron estragos en la ciudad, arrastrando coches, puentes, árboles y, lo más trágico, la vida de 229 personas. Un año después, la economía valenciana ha demostrado una notable capacidad de recuperación, a pesar de las cicatrices que la tormenta dejó en su tejido social y económico.
La recuperación económica ha sido rápida y sorprendente. Según Ricardo Miralles, responsable del departamento de estudios de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), la actividad económica ha vuelto a niveles similares a los anteriores a la riada. De hecho, el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, afirma que la economía local está incluso mejor que hace un año. En el segundo trimestre de 2025, el PIB de la comunidad creció un 3,1 % en comparación con el año anterior, superando la media nacional. Este crecimiento se atribuye en gran parte al resurgimiento del turismo y a las medidas implementadas para la recuperación tras la dana.
**Inversiones y Empleo: Claves para la Recuperación**
La inversión ha sido un factor crucial en la recuperación de la economía valenciana. Tanto las aportaciones de las administraciones públicas como las inversiones privadas han permitido a muchas empresas y comercios reconstruirse y mejorar sus instalaciones. La Generalitat Valenciana ha movilizado cerca de 2.500 millones de euros en ayudas y contratos de emergencia, mientras que el Gobierno de España ha aportado más de 16.600 millones de euros para ayudar a las zonas afectadas. Estas inversiones no solo han facilitado la reconstrucción, sino que también han generado un efecto multiplicador en términos de empleo y actividad económica.
El empleo ha mostrado signos de recuperación, con una disminución del paro de 20.515 personas entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025. En la provincia de Valencia, el número de afiliados a la Seguridad Social ha aumentado de 2,16 millones a 2,20 millones en el mismo período. Sin embargo, la recuperación no ha sido uniforme en todos los sectores. Mientras que la industria ha recuperado más del 90 % de su actividad, el comercio y la restauración, que fueron severamente afectados, aún enfrentan desafíos significativos. Aproximadamente un 20 % de los negocios en estas áreas han cerrado de forma definitiva, lo que indica que no todos han podido beneficiarse de la recuperación económica.
**Desafíos Persistentes y Nuevas Oportunidades**
A pesar de los avances, la recuperación económica de Valencia enfrenta desafíos persistentes. La agricultura, por ejemplo, ha sido uno de los sectores más golpeados, con una recuperación estimada en solo el 50 %. Las inundaciones destruyeron campos, maquinaria y árboles que tardarán años en volver a producir. Además, el comercio y la hostelería, ubicados en plantas bajas, han sufrido daños significativos, y muchos de ellos aún están en proceso de recuperación.
La situación en los polígonos industriales también es preocupante. Muchos de ellos aún no están preparados para soportar otra inundación, y el estado del alcantarillado sigue siendo una preocupación. Las empresas han experimentado cortes de luz frecuentes, lo que ha interrumpido la producción y afectado la rentabilidad. Patricia Muñoz, presidenta de la Federación de Polígonos Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval), ha destacado la necesidad de establecer protocolos claros para enfrentar futuras emergencias, lo que es fundamental para garantizar la seguridad y la continuidad de las operaciones empresariales.
A pesar de estos desafíos, la resiliencia de la sociedad valenciana ha sido un factor clave en la recuperación. La mentalidad emprendedora y la capacidad de adaptación de los empresarios han permitido que muchos negocios se reestructuren y encuentren nuevas formas de operar. Alejandro Bermejo, presidente de la patronal del mueble y la madera, ha señalado que el comercio se recuperó rápidamente al restablecer contactos con proveedores y modernizar sus locales. La demanda de muebles ha aumentado, impulsada por la necesidad de reponer lo perdido durante la dana.
La recuperación del turismo también ha sido un aspecto crucial. Aunque inicialmente se vio afectado, la llegada del verano trajo consigo un aumento en la ocupación hotelera y un retorno gradual de los visitantes. Sin embargo, la imagen de Valencia como destino turístico se vio dañada, y muchos turistas optaron por visitar otras áreas de la comunidad.
En resumen, la economía valenciana ha demostrado una notable capacidad de recuperación tras la devastación de la dana. A través de inversiones significativas y la resiliencia de su población, Valencia ha comenzado a sanar y a reconstruir su futuro. Sin embargo, los desafíos persisten, y es fundamental que se sigan implementando medidas para garantizar una recuperación sostenible y evitar que una tragedia similar vuelva a afectar a la región.
