En un mundo cada vez más digitalizado, la escritura a mano parece estar perdiendo terreno frente a la mecanografía. Sin embargo, diversas investigaciones sugieren que el acto de escribir a mano no solo es una habilidad importante, sino que también tiene un impacto significativo en la salud cerebral. A medida que la tecnología avanza, es crucial entender cómo estas prácticas afectan nuestra cognición y aprendizaje.
La escritura a mano, en comparación con la mecanografía, activa diferentes áreas del cerebro. Un estudio realizado en 2012 por investigadores de las universidades de Indiana y Columbia reveló que los niños prealfabetizados que escribían a mano mostraban una activación cerebral más robusta en las regiones asociadas con la lectura. Este hallazgo sugiere que la escritura a mano puede ser fundamental para el desarrollo de habilidades lectoras en los más jóvenes. Durante el estudio, los niños realizaron tareas de escritura con lápiz y papel, y los resultados mostraron que solo aquellos que escribieron a mano activaron un circuito de lectura previamente documentado. Esto indica que la escritura a mano no solo es una cuestión de preferencia, sino que tiene implicaciones profundas en la forma en que el cerebro procesa la información.
Por otro lado, un estudio noruego reciente analizó la actividad eléctrica cerebral de estudiantes universitarios mientras escribían a mano y mecanografiaban. Los resultados mostraron que los patrones de conectividad neuronal eran significativamente más complejos al escribir a mano. Este tipo de actividad cerebral más elaborada es crucial para la formación de la memoria y la codificación de nueva información. Los investigadores concluyeron que las actividades que involucran la escritura a mano son esenciales para estimular las áreas neuronales que facilitan el aprendizaje. Esto plantea la necesidad de que los niños sean expuestos a la escritura a mano desde una edad temprana, especialmente en entornos educativos.
### La Lectura: Papel vs. Pantalla
El debate sobre la lectura también ha cobrado relevancia en la era digital. Investigaciones han comparado la lectura en papel con la lectura en dispositivos digitales, y los resultados han favorecido al papel. Un metaanálisis realizado por investigadores de la Universidad de Valencia y el Instituto de Tecnología de Israel concluyó que leer en papel tiene beneficios sobre la comprensión lectora en comparación con la lectura en pantalla. Aunque los dispositivos digitales son una parte integral de la vida moderna, ignorar las pruebas que sugieren una inferioridad en la comprensión lectora en pantallas podría tener consecuencias negativas en la educación y el desarrollo de habilidades lectoras en los niños.
El neurofisiólogo Javier Albares, en su libro «Generación Zombi», argumenta que las pantallas pueden obstaculizar el aprendizaje. Según él, la experiencia sensorial que proporciona un libro físico es insustituible. La lectura en dispositivos digitales tiende a dividir la atención del lector, lo que puede dificultar la comprensión profunda del texto. Este fenómeno, conocido como la «inferioridad de pantalla», sugiere que cuanto más leemos en dispositivos digitales, menos capacidad tenemos para realizar una lectura profunda en papel. Esto puede resultar en una brecha significativa en el progreso lector de los estudiantes, especialmente en la educación primaria.
Además, la lectura no solo es una actividad que involucra palabras; también es un ejercicio que estimula la imaginación y la creatividad. Un artículo reciente publicado en «Sciences Advances» destaca cómo la lectura y la realización de cálculos matemáticos pueden ayudar a frenar el declive cognitivo en adultos jóvenes. Este hallazgo se alinea con la idea de que el cerebro tiene un gran potencial para adaptarse a los cambios relacionados con la edad. La reserva cognitiva, acumulada a lo largo de la vida a través de la educación y otras actividades, puede actuar como un amortiguador frente al deterioro cognitivo.
La importancia de la escritura a mano y la lectura en papel se vuelve aún más evidente en un contexto educativo. Los educadores deben ser conscientes de las prácticas que favorecen el aprendizaje y considerar el impacto de las herramientas digitales en el desarrollo cognitivo de los estudiantes. La escritura a mano y la lectura en papel no son solo habilidades tradicionales; son prácticas que pueden influir en la forma en que los estudiantes procesan y retienen información. A medida que la tecnología continúa evolucionando, es fundamental encontrar un equilibrio que permita a los estudiantes beneficiarse de las ventajas de ambas formas de comunicación y aprendizaje.