La industria alimentaria está experimentando un cambio significativo con la creciente popularidad de los productos veganos, especialmente aquellos que imitan la apariencia y el sabor de los alimentos de origen animal. Un claro ejemplo de esto es la startup austríaca Revo Foods, que ha revolucionado el mercado con su innovadora técnica de impresión 3D de alimentos. Desde su apertura hace casi un año, esta empresa ha lanzado una variedad de productos que emulan pescados y mariscos, como salmón, pulpo y gambas, e incluso un filete que se inspira en el bacalao negro. La estrategia de marketing de Revo Foods se centra en hacer que sus productos veganos sean lo más parecidos posible a los originales, tanto en forma como en color, y utilizan nombres de especies que no contienen en sus ingredientes. Esta práctica ha generado un debate en el sector pesquero, que ha denunciado la confusión que puede causar en los consumidores.
La campaña #CadaCosaPorSuNombre, impulsada por Anfaco-Cecopesca junto con varias asociaciones cárnicas, busca poner fin a las prácticas que consideran engañosas y desleales. La iniciativa ha ganado fuerza y ha llevado a la creación de una nueva normativa que busca garantizar un etiquetado correcto en los productos alimenticios. Recientemente, doce países europeos han presentado una moción para debatir esta cuestión en el Consejo Agrifish de la Unión Europea, con el objetivo de que se proponga una legislación que proteja las denominaciones de los alimentos de origen animal. Entre los países que apoyan esta moción se encuentran Chequia, Austria, Francia, Hungría, Irlanda, Italia, Eslovaquia, Luxemburgo, Malta, Portugal, Rumanía y España.
Estos países argumentan que es necesario establecer una protección similar a la que se otorgó a la leche y los productos lácteos, que en 2013 lograron que se prohibiera el uso de términos como «leche» para productos vegetales, como las bebidas de avena o almendra. Esta legislación fue respaldada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2017, que determinó que los productos puramente vegetales no pueden utilizar denominaciones reservadas para productos de origen animal. Ahora, los doce Estados miembros buscan extender esta protección a otros alimentos como carne, huevos, miel y pescado, asegurando que los productos que imitan a estos alimentos no induzcan a error al consumidor.
La diferencia entre los productos plant-based y los de origen animal es significativa, especialmente en términos de composición y valor nutricional. Por ello, es crucial que los alimentos que pretenden emular o sustituir a los de origen animal sean etiquetados de manera que no confundan al consumidor sobre su verdadera naturaleza. La presión ejercida por estos países ha llevado a un debate más amplio sobre la ética y la transparencia en la industria alimentaria, así como sobre la necesidad de proteger a los consumidores de prácticas engañosas.
A medida que la demanda de productos veganos sigue creciendo, la industria alimentaria se enfrenta a un dilema: cómo innovar y satisfacer las necesidades de los consumidores sin comprometer la claridad y la honestidad en el etiquetado. Las empresas deben encontrar un equilibrio entre la creatividad en el desarrollo de nuevos productos y la responsabilidad de proporcionar información precisa a los consumidores. La situación actual plantea preguntas importantes sobre la identidad de los alimentos y la forma en que se comunican al público.
La discusión sobre el etiquetado de productos veganos también se enmarca en un contexto más amplio de sostenibilidad y salud pública. A medida que más personas adoptan dietas basadas en plantas por razones éticas, ambientales o de salud, es esencial que la industria responda a estas tendencias de manera responsable. La transparencia en el etiquetado no solo beneficia a los consumidores, sino que también puede ayudar a las empresas a construir confianza y lealtad en un mercado cada vez más competitivo.
En este sentido, la colaboración entre gobiernos, organizaciones de la industria y consumidores es fundamental para establecer normas claras y justas que regulen el etiquetado de alimentos. La reciente moción presentada por los doce países europeos es un paso importante hacia la creación de un marco legal que proteja tanto a los consumidores como a los productores de alimentos de origen animal. A medida que se avanza en este debate, será interesante observar cómo evoluciona la legislación y cómo las empresas se adaptan a estas nuevas regulaciones en un entorno de constante cambio.