La vida de Irati Mitxelena es un ejemplo de dedicación y pasión, donde la ciencia y el deporte se entrelazan de manera excepcional. Esta joven donostiarra, nacida en 1998, no solo es una destacada atleta de salto de longitud, sino también una investigadora comprometida en la búsqueda de una cura para la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en el CIC BioGUNE de San Sebastián. Su historia es un testimonio de cómo la disciplina y el esfuerzo pueden llevar a logros significativos en múltiples campos.
### Un Doble Compromiso: Ciencia y Atletismo
Irati Mitxelena ha logrado equilibrar su vida como neurocientífica y atleta de élite, un reto que requiere una organización excepcional y una gran capacidad de gestión del tiempo. Su jornada comienza temprano, a las ocho de la mañana, en el laboratorio de Biología Sintética, donde trabaja en su tesis sobre técnicas de edición genética para combatir la ELA. Esta enfermedad neurodegenerativa, que actualmente no tiene cura, representa un desafío monumental, y Mitxelena está decidida a contribuir a su solución. Utiliza herramientas de edición de ADN que ofrecen ventajas sobre la tecnología CRISPR convencional, lo que podría abrir nuevas puertas en el tratamiento de esta patología.
La jornada laboral de Irati se extiende hasta las cinco de la tarde, tras lo cual se dirige al miniestadio de Anoeta para entrenar bajo la supervisión de su entrenador, Ramón Cid. La atleta dedica al menos tres horas diarias a su entrenamiento, cinco días a la semana. A pesar de la fatiga que a veces siente, ha aprendido a superar esos momentos y a encontrar motivación en el deporte. «Entrenar me hace sentir mejor y me ayuda a terminar el día con una sensación de logro», comenta. Esta mentalidad refleja su enfoque tanto en el deporte como en la ciencia: la perseverancia es clave.
### La Conexión entre Deporte y Ciencia
A primera vista, el atletismo y la investigación científica pueden parecer mundos completamente distintos, pero Irati ha encontrado conexiones significativas entre ambos. La disciplina que se requiere en el deporte se traduce en su trabajo en el laboratorio. «El deporte te enseña valores como la disciplina y la perseverancia, que son aplicables en cualquier ámbito de la vida», explica. Esta perspectiva le ha permitido establecer metas claras y trabajar arduamente para alcanzarlas, tanto en la pista como en su carrera científica.
El salto que la llevó al Mundial de Tokio fue un momento culminante en su carrera deportiva. En una competencia clasificatoria en Guadalajara, logró alcanzar los 6,70 metros, su mejor marca personal. Este logro no solo le permitió competir a nivel internacional, sino que también le brindó un impulso emocional significativo. «Fue un momento especial, lleno de emoción y satisfacción», recuerda. Sin embargo, este éxito no vino sin sacrificios; tuvo que tomar días de sus vacaciones en el centro de investigación para poder participar en el Mundial, un claro reflejo de su compromiso con ambas facetas de su vida.
Irati es consciente de que su tiempo en el deporte de alto nivel es limitado. Con la vista puesta en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, ha comenzado a considerar la posibilidad de priorizar su carrera atlética. Aunque no desea abandonar la ciencia, reconoce que un patrocinio o apoyo financiero podría permitirle dedicar más tiempo al atletismo. «Me gustaría poder centrarme más en el deporte, pero sin dejar de lado mi pasión por la ciencia», confiesa. Su ambición es clara: desea alcanzar la cima en ambas áreas, y está dispuesta a trabajar arduamente para lograrlo.
A lo largo de su trayectoria, Irati ha tenido que renunciar a ciertas experiencias típicas de la juventud, pero no siente que haya perdido más de lo que ha ganado. La combinación de su carrera científica y su dedicación al atletismo le ha proporcionado una vida rica en experiencias y aprendizajes. En su tiempo libre, disfruta de actividades al aire libre y de la lectura, encontrando en la literatura una forma de desconectar y relajarse.
La historia de Irati Mitxelena es un ejemplo inspirador de cómo la pasión y la dedicación pueden llevar a una persona a sobresalir en múltiples campos. Su compromiso con la ciencia y el deporte no solo la define como atleta, sino también como una investigadora que busca hacer una diferencia en el mundo. A medida que avanza en su carrera, tanto en el atletismo como en la neurociencia, su historia continúa resonando como un testimonio de la fuerza del espíritu humano y la importancia de perseguir nuestros sueños con determinación.