La situación de la pesquería de calamar loligo en las aguas de las Malvinas se ha vuelto crítica, generando preocupación entre las armadoras gallegas que operan en esta zona. Con 16 buques arrastreros que dependen de la licencia para operar, la mayoría de las inversiones provienen de Galicia, donde las empresas han formado sociedades mixtas con socios malvinas. Este modelo ha permitido que más del 90% de las capturas se dirijan al mercado europeo, siendo Vigo, Marín y A Pobra los principales puertos de exportación. Sin embargo, la continuidad de esta actividad se encuentra en peligro debido a la falta de garantías sobre la estabilidad del caladero.
### La Crisis de la Segunda Zafra
La segunda zafra de este año comenzó el 27 de julio, pero los resultados han sido decepcionantes. La primera temporada se cerró antes de lo previsto, y las expectativas para la segunda no son mejores. Según fuentes de varias armadoras, el subdirector de Recursos Naturales de Malvinas, Matthew Jenkins, ha mencionado la posibilidad de un «cierre» del caladero, lo que ha llevado a las empresas a una situación de alerta máxima. Las armadoras han realizado inversiones significativas, alcanzando un total de 240 millones de euros en la renovación de flota, lo que hace que la incertidumbre sea aún más preocupante.
La comunicación del Gobierno malvino a las armadoras fue clara: se activó un cierre preventivo que podría entrar en vigor en 48 horas, dependiendo de la evolución de las capturas. Jenkins ha indicado que se emitirán actualizaciones diarias para evaluar si las capturas justifican mantener la actividad pesquera. La flota ha estado en un estado de constante vigilancia, y aunque se ha registrado un aumento en las capturas en los últimos días, la situación sigue siendo volátil.
### Inversiones y Futuro de la Flota
Este año, tres nuevos barcos se han incorporado a la flota pesquera, cada uno con una inversión superior a los 30 millones de euros. Estos barcos son el Argos Berbés, el Prion y el Hadassa Bay, y su adquisición ha sido un paso crucial para las armadoras que buscan modernizar sus operaciones. Sin embargo, la posibilidad de un cierre del caladero pone en riesgo no solo la inversión realizada, sino también la viabilidad de las empresas que dependen de esta actividad.
Las armadoras están en un dilema: deben amortizar las inversiones realizadas en barcos como el Monteferro, Montelourido, Argos Cíes y Falcon, entre otros. La incertidumbre sobre el futuro del caladero ha llevado a las empresas a explorar alternativas, como la pesca de calamar mauritano, indio o de Boston, en un intento por diversificar sus fuentes de ingresos y reducir la dependencia del calamar loligo.
La situación actual ha generado un clima de desánimo entre los pescadores y armadores, quienes ven cómo sus esfuerzos por mantener la actividad pesquera se ven amenazados por la falta de recursos y la incertidumbre en la regulación. La próxima prospección científica, que se llevará a cabo en dos semanas, será crucial para determinar el futuro inmediato de la pesca en la región. Mientras tanto, la comunidad pesquera de Vigo mantiene la esperanza de que se logren encontrar soluciones que permitan la continuidad de esta actividad vital para la economía local.