La situación de los incendios forestales en Galicia ha alcanzado niveles alarmantes, con un impacto devastador en la comunidad. Este verano, la región ha sido testigo de una de las peores oleadas de incendios en su historia reciente, con más de 49,000 hectáreas arrasadas hasta la fecha. Las cifras son escalofriantes y reflejan la magnitud de la crisis que enfrenta Galicia, donde 13 incendios activos continúan consumiendo vastas extensiones de terreno. La impotencia de los vecinos, alcaldes y servicios de extinción se hace palpable mientras luchan contra un enemigo que parece incontrolable.
**La Extensión Desgarradora de los Incendios**
Los incendios que asolan Galicia han sido catalogados como históricos, superando los registros de años anteriores y convirtiéndose en la quinta peor ola de fuegos del siglo. La provincia de Ourense es la más afectada, donde los incendios han arrasado más de 52,000 hectáreas, superando incluso los devastadores datos de 2022. La situación se ha vuelto tan crítica que la línea de alta velocidad entre Galicia y Madrid ha sido suspendida, y las autoridades han recomendado evitar las carreteras que conectan la comunidad con Castilla y León debido a los cortes y el riesgo de embotellamientos.
Los incendios activos incluyen focos en Agolada, Chandrexa de Queixa, y Vilariño, entre otros, con algunos de ellos superando las 17,500 hectáreas afectadas. La magnitud de estos incendios ha llevado a la Guardia Civil a intervenir en situaciones de emergencia, como el rescate de un hombre rodeado por las llamas en Cenza, donde los equipos de rescate tuvieron que solicitar asistencia aérea para llevar a cabo la evacuación.
La situación se ha vuelto aún más crítica con la llegada de altas temperaturas, que han exacerbado la propagación de las llamas. En la última noche, los incendios han calcinado otras 3,560 hectáreas, lo que ha elevado la cifra total de hectáreas quemadas a más de 52,000. Esta cifra no solo es alarmante, sino que también coloca a esta campaña de incendios como la segunda más destructiva de la última década, acercándose a los trágicos registros de 2017.
**Impacto en la Comunidad y Respuesta de las Autoridades**
La ola de incendios ha llevado a la Consellería do Medio Rural a implementar medidas de confinamiento preventivo en más de veinte núcleos de población, afectando a localidades como Carballeda de Avia, Beade y Avión. Las evacuaciones voluntarias se han llevado a cabo en varias localidades, y los residentes de algunas residencias de ancianos han sido trasladados a lugares más seguros. La angustia y el pánico se han apoderado de los vecinos que han perdido sus hogares, granjas y animales, mientras otros se ven obligados a permanecer en sus casas, temerosos de que las llamas se acerquen aún más.
El presidente del Gobierno ha visitado las zonas afectadas, donde ha mantenido encuentros con los responsables de los dispositivos de emergencia. Durante su visita, se ha comprometido a agilizar las ayudas a los afectados, mientras que el presidente de la Xunta ha solicitado más recursos para combatir los incendios. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica, y la comunidad se enfrenta a un futuro incierto mientras los incendios continúan su avance.
La Unión Europea ha calificado la situación en Ourense como de «riesgo extremo», con un estimado de 40,000 personas afectadas por la catástrofe. El programa Copernicus, que utiliza datos satelitales para evaluar el impacto de los incendios, ha puesto de relieve la gravedad de la situación, advirtiendo que el riesgo seguirá siendo extremo durante las próximas 48 horas.
Los medios de extinción se encuentran desbordados, enfrentándose a un creciente número de grandes incendios que superan las 500 hectáreas. Las condiciones climáticas adversas, junto con la falta de visibilidad en varias bases aéreas, han complicado aún más la lucha contra el fuego. La actividad incendiaria ha sido máxima, con la aparición de nuevos focos y la propagación de las llamas a áreas previamente consideradas seguras.
La comunidad gallega se encuentra en un estado de emergencia, con la población en alerta y los servicios de emergencia trabajando incansablemente para contener el avance de los incendios. La desesperación y la angustia se sienten en cada rincón de Galicia, donde los vecinos se han convertido en la primera línea de defensa, utilizando ramas y cubos de agua para intentar proteger sus hogares.
La situación es crítica y la comunidad necesita apoyo y recursos para enfrentar esta crisis. La lucha contra los incendios forestales en Galicia es un recordatorio de la fragilidad de nuestro entorno y la necesidad de actuar con urgencia para proteger nuestras tierras y comunidades. La esperanza de que las llamas sean finalmente controladas es lo que mantiene en pie a muchos gallegos, que siguen luchando por su hogar y su futuro.