Cuando el verano se despide y el aire fresco del otoño comienza a hacer su aparición, los paisajes de España se transforman en un espectáculo de colores y texturas. Los parques nacionales, con su rica biodiversidad y paisajes impresionantes, se convierten en destinos ideales para disfrutar de esta estación mágica. En este artículo, exploraremos siete parques nacionales que ofrecen una experiencia única durante el otoño, cada uno con su propio encanto y características especiales.
**Ordesa y Monte Perdido: Un Paraíso de Colores**
Ubicado en el Pirineo oscense, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es uno de los lugares más impresionantes para visitar en otoño. Durante esta época, los bosques que cubren sus valles glaciares se tiñen de tonos amarillos, naranjas y rojizos, creando un paisaje de ensueño. Las rutas más populares, como la senda de los Cazadores y el camino hacia la Cola de Caballo, permiten a los visitantes sumergirse en la belleza natural del parque. La entrada habitual es por Torla, un encantador pueblo que sirve como punto de partida para muchas excursiones. Aquí, el río Arazas, con sus saltos de agua y paredes verticales, añade un toque mágico a la experiencia.
**Picos de Europa: Montañas y Valles en Armonía**
El Parque Nacional de Picos de Europa, que abarca las provincias de Asturias, Cantabria y León, es el primer parque nacional de España y sigue siendo uno de los más impresionantes. En otoño, los valles de Valdeón y Sajambre se convierten en un espectáculo visual, donde los hayedos y robledales cambian de color mientras las cumbres comienzan a recibir las primeras nieves. La famosa Ruta del Cares, que conecta Caín con Poncebos, es una de las rutas más conocidas y ofrece vistas espectaculares del desfiladero. Además, los Lagos de Covadonga presentan una imagen completamente diferente en esta época, con la niebla que se desliza entre las montañas, creando un ambiente místico.
**Sierra de Guadarrama: Naturaleza Accesible**
A solo una hora de Madrid, el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama es un destino perfecto para quienes buscan disfrutar del otoño sin grandes desplazamientos. Sus pinares y robledales cambian de color, creando paisajes fotogénicos que invitan a ser explorados. El valle de Valsaín, en la vertiente segoviana, es especialmente recomendable por su aroma húmedo y fresco. Las rutas como el Camino Schmidt y la subida a la Laguna de Peñalara permiten a los visitantes caminar entre bosques y disfrutar de miradores naturales. Este parque es accesible y cuenta con senderos bien señalizados, lo que lo convierte en un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza en familia.
**Monfragüe: Un Oasis Mediterráneo**
El Parque Nacional de Monfragüe, en Extremadura, ofrece una experiencia diferente en otoño. Aunque no cuenta con los típicos bosques de hoja caduca, su paisaje mediterráneo de encinas y alcornoques se llena de vida con las primeras lluvias. El río Tajo, que atraviesa el parque, forma cortados donde anidan diversas especies de aves, convirtiéndolo en uno de los mejores lugares de España para el avistamiento de aves. Las rutas que llevan al castillo de Monfragüe o al Salto del Gitano ofrecen vistas impresionantes del valle, y el otoño es también el momento ideal para observar la berrea de los ciervos, un espectáculo natural que atrae a muchos visitantes.
**Aigüestortes i Estany de Sant Maurici: Un Paraíso de Agua y Montaña**
En el corazón del Pirineo catalán, el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici es conocido por su impresionante paisaje de lagos y montañas. Durante el otoño, los abetos y álamos tiñen las laderas de tonos dorados y rojizos, mientras que las aguas del lago de Sant Maurici reflejan las primeras nieves de las cimas. Este parque se puede recorrer desde Espot o el valle de Boí, ofreciendo diversas rutas que permiten disfrutar de la belleza del otoño en alta montaña. Las temperaturas comienzan a descender, y no es raro que aparezcan las primeras heladas, lo que añade un aire salvaje y sereno al paisaje.
**Sierra Nevada: Contrastes de Altura**
El Parque Nacional de Sierra Nevada, el más alto de la península, también tiene su encanto especial en otoño. En las laderas más bajas, los robles y castaños cambian de color, mientras que las cumbres se cubren de blanco. Este contraste crea un paisaje único, donde los pueblos de la Alpujarra granadina disfrutan de días templados mientras el frío se instala en las alturas. Las rutas del Barranco de Poqueira, que conecta Pampaneira, Bubión y Capileira, son ideales para explorar la belleza de la región y disfrutar de vistas espectaculares del Mulhacén y el Veleta.
**Garajonay: Un Bosque de Niebla**
En las Islas Canarias, el Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera, presenta un otoño diferente. Aquí, la laurisilva se mantiene siempre verde y cubierta de niebla, creando un ambiente mágico. Los senderos de El Cedro, La Zarcita o Alto de Garajonay permiten recorrer un paisaje de helechos y musgos, donde la temperatura se mantiene suave y el silencio es abrumador. En este parque, los ocres y rojizos se encuentran en el suelo, tapizado por las hojas que se acumulan año tras año, ofreciendo una belleza densa y mullida que también evoca la llegada del otoño.
