La arquitectura y el urbanismo han sido testigos de la evolución de las técnicas para mitigar el calor en las ciudades. Una de las estrategias más antiguas y efectivas es la práctica de encalar o pintar de blanco las superficies de edificios, carreteras y aceras. Esta tradición, que se remonta a siglos atrás en los pueblos del sur de Europa, ha demostrado ser una solución económica y eficiente para combatir el efecto «isla de calor» que afecta a muchas ciudades modernas. Este fenómeno se produce cuando las infraestructuras urbanas, construidas con materiales como asfalto y hormigón, absorben el calor durante el día y lo liberan por la noche, elevando las temperaturas en comparación con las áreas rurales circundantes.
La implementación de técnicas de blanqueo en las ciudades podría reducir significativamente las temperaturas ambientales. Expertos en climatología y urbanismo han señalado que esta medida, además de ser de bajo costo, puede ser complementada con otras estrategias como la vegetación en techos y fachadas, la creación de zonas de sombra y el uso de pinturas especiales que reflejan la radiación solar.
### La Ciencia Detrás del Color Blanco
Cuando la radiación solar incide sobre una superficie, la energía puede ser absorbida o reflejada, dependiendo del color y material. Las superficies oscuras tienden a absorber más calor, mientras que las claras, especialmente el blanco, lo reflejan. Esta propiedad hace que las superficies blancas no contribuyan al calentamiento del ambiente, lo que es crucial en la lucha contra el calentamiento global.
Rita Gasalla, presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable, ha destacado que el blanqueo de edificios es una «tradición acertada» que ha sido utilizada en el Arco Mediterráneo. Esta técnica no solo ayuda a mantener frescos los interiores de las viviendas, sino que también puede ser aplicada a las calles y espacios públicos. Las pinturas tradicionales pueden ser utilizadas, pero también existen opciones más avanzadas, como las pinturas reflectantes que son capaces de reflejar rayos infrarrojos y ultravioletas, y que incluso pueden capturar y retener la contaminación.
Una innovación reciente en este campo son las pinturas microporosas que imitan el proceso de sudoración del cuerpo humano. Estas pinturas, que incorporan sulfato de bario, funcionan como climatizadores, permitiendo que las superficies se enfríen mediante la evaporación. En Estados Unidos, se están realizando pruebas con resultados prometedores.
### Ejemplos de Éxito en la Aplicación de Pavimentos Reflectantes
La ciudad de Phoenix, en Arizona, ha implementado un programa de pavimentos reflectantes que ha logrado reducir la temperatura superficial de las carreteras entre 10.5 y 12 grados Fahrenheit (aproximadamente 11-12 grados Celsius) al mediodía. Este tipo de tratamiento no solo mejora la calidad de vida de los residentes, sino que también reduce la necesidad de utilizar sistemas de climatización, que a menudo contribuyen al efecto isla de calor.
En España, un experimento en Murcia demostró que los pavimentos reflectantes pueden reducir la temperatura superficial en 8 a 10 grados Celsius en comparación con los pavimentos convencionales. En Almería, los agricultores que blanquearon los techos de sus invernaderos lograron disminuir la temperatura del aire en 1.6 grados en comparación con las áreas circundantes. Aunque estas diferencias pueden parecer pequeñas, son cruciales para reducir las muertes relacionadas con el calor extremo, especialmente en épocas de olas de calor.
Para maximizar el impacto de estas medidas, es fundamental combinarlas con otras estrategias urbanas. Por ejemplo, aumentar las áreas sombreadas en las ciudades puede ser una forma efectiva de complementar el blanqueo de superficies. La vegetación y el arbolado urbano no solo proporcionan sombra, sino que también ayudan a reducir la sensación de calor a través del proceso de evapotranspiración.
### La Importancia de un Enfoque Integral
El Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) ha propuesto una serie de recomendaciones para enfriar las ciudades y mitigar el efecto isla de calor. Estas incluyen el uso de materiales que reflejen la luz y el calor, la instalación de pavimentos permeables y la incorporación de más vegetación en los espacios urbanos. La renaturalización de estos espacios no solo disminuye las temperaturas, sino que también crea un microclima más favorable.
Sin embargo, es esencial que estas intervenciones se realicen como parte de una estrategia más amplia que contemple la ciudad en su totalidad. Esto implica regenerar barrios, ampliar las superficies peatonales y mejorar la movilidad urbana para reducir la dependencia de vehículos. Además, es importante abordar el problema de la refrigeración de edificios, ya que el calor extraído del interior se expulsa al exterior, exacerbando el sobrecalentamiento urbano. La rehabilitación integral de edificios, enfocándose en medidas pasivas como el aislamiento, puede ser una solución efectiva para este problema.
La presidenta del CSCAE, Marta Vall-llossera, enfatiza la necesidad de entender la ciudad como un sistema interconectado, donde cada decisión tiene un impacto en el conjunto. Avanzar hacia la electrificación de la movilidad y la climatización es clave para crear entornos más saludables y sostenibles. Las ciudades del futuro deben ser diseñadas con un enfoque en la salud y el bienestar de sus habitantes, utilizando estrategias que no solo enfríen el ambiente, sino que también promuevan la biodiversidad y la calidad del aire.