La reciente propuesta del Gobierno español para oficializar el catalán, el gallego y el euskera en la Unión Europea ha enfrentado un revés significativo. Durante el Consejo de Asuntos Generales celebrado en Bruselas, el tema fue retirado del orden del día, evidenciando la resistencia de un bloque de ocho países que se opone a la modificación del Reglamento nº 1/1958, que regula el régimen lingüístico de la UE. Este revés se produce a pesar de los esfuerzos diplomáticos del Ejecutivo español, que no lograron convencer a los países reticentes, entre los que se encuentran Alemania, Francia e Italia.
La presión ejercida por el Gobierno español en las semanas previas no tuvo el efecto deseado. En la reunión, Alemania fue particularmente contundente, advirtiendo que no dudaría en ejercer su derecho de veto si se forzaba una decisión. Otros países como Finlandia, Eslovaquia, República Checa, Croacia y Austria también expresaron su oposición, lo que llevó a la retirada del tema antes de que se pudiera abrir un debate real. Esta situación ha generado un clima de frustración en el Gobierno español, que había depositado grandes esperanzas en esta iniciativa como parte de su agenda política.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, no asistió a la reunión, lo que fue interpretado como un reconocimiento de la derrota antes de que comenzara el debate. A pesar de que tras la sesión, Albares afirmó que solo quedaban siete países en contra y 20 a favor, las fuentes comunitarias contradicen esta afirmación, indicando que la realidad es que España se ha encontrado con un bloque sólido de oposición que ha forzado su retirada.
### La Diplomacia Española y sus Consecuencias
El fracaso de esta iniciativa no solo refleja la resistencia de otros países, sino también la percepción negativa que se tiene en Bruselas sobre la diplomacia española. Fuentes comunitarias han señalado que el enfoque del Gobierno español ha sido percibido como agresivo y poco diplomático, lo que ha llevado a un aumento del escepticismo sobre la verdadera motivación detrás de la propuesta. Muchos en la UE consideran que la oficialización de estas lenguas no responde a un interés general, sino a la necesidad de Sánchez de mantener su apoyo interno en el Parlamento.
La situación se complica aún más con la falta de claridad sobre el financiamiento y la implementación de la propuesta. España solo se comprometió a financiar un año de implementación, lo que ha generado dudas sobre la viabilidad a largo plazo del proyecto. La falta de un compromiso sólido ha llevado a que varios países, incluidos aquellos que inicialmente podrían haber considerado el apoyo, se muestren reticentes a avanzar en la discusión.
Por otro lado, el Partido Popular Europeo ha desestimado las acusaciones del Gobierno español que lo señalan como responsable del fracaso. Un alto cargo del partido ha calificado de absurdo pensar que la oposición tiene más peso en el Consejo Europeo que el propio presidente del Gobierno. Esta situación ha llevado a un intercambio de acusaciones entre los partidos, donde el Gobierno intenta culpar al PP por su falta de apoyo en Europa, mientras que la oposición defiende su postura sobre la legalidad y la necesidad de un enfoque más pragmático.
### Reacciones y Futuro de la Propuesta
Las reacciones a este revés han sido diversas. Desde el Gobierno, se ha lanzado una ofensiva para culpar al PP del descalabro, mientras que desde la oposición se argumenta que la propuesta carece de sentido y que no es el momento adecuado para abordar un cambio tan significativo en el marco legal europeo. La ministra portavoz, Pilar Alegría, ha acusado al líder del PP de no querer defender las lenguas de su país, mientras que el presidente catalán, Salvador Illa, ha señalado que Feijóo se inhabilita para gobernar España y ayudar a construir Europa.
A medida que se acerca la próxima reunión del Consejo, programada para junio, las expectativas sobre el futuro de la propuesta son bajas. Las fuentes comunitarias sugieren que es poco probable que haya un cambio significativo en la postura de los países opositores, lo que deja a España en una situación complicada. La percepción de que el próximo Gobierno no apoyará esta iniciativa añade un nivel adicional de incertidumbre sobre el futuro de la oficialización de estas lenguas en la UE.
En resumen, el revés sufrido por la iniciativa del Gobierno español para oficializar el catalán, gallego y euskera en la UE pone de manifiesto no solo la resistencia de otros países, sino también las dificultades que enfrenta España en el ámbito diplomático europeo. La falta de consenso y el escepticismo sobre la verdadera motivación detrás de la propuesta complican aún más la situación, dejando a España en una posición vulnerable en el contexto europeo.