En Galicia, un alarmante 4,1% de todas las sociedades mercantiles se consideran «fantasma», lo que significa que están inscritas en el registro mercantil pero no han presentado sus cuentas en los últimos dos años. Esta situación afecta a 21.536 empresas, lo que equivale a una de cada cuatro registradas en la comunidad. A pesar de las sanciones que se prevén para estas infracciones, muchas de estas entidades continúan operando sin cumplir con sus obligaciones legales.
La situación es preocupante no solo por el número de empresas inactivas, sino también por las implicaciones que esto tiene para la economía gallega. Según un análisis reciente de Informa D&B, Galicia se posiciona como la sexta comunidad autónoma con más sociedades fantasma en España. En total, hay 62.692 sociedades activas en la región, lo que representa el 4,84% del total nacional. Este fenómeno no solo distorsiona las estadísticas empresariales, sino que también compromete la transparencia y la seguridad del tejido económico de la comunidad.
### La Facilidad de Creación de Empresas y sus Consecuencias
Una de las razones que contribuyen a la proliferación de estas sociedades inactivas es la facilidad con la que se pueden constituir. Más del 65% de estas empresas se crean con un capital social inferior a 5.000 euros, lo que permite que muchas de ellas permanezcan en el registro sin actividad ni control administrativo durante años. Este bajo umbral de capital inicial facilita la creación de empresas que, en muchos casos, no tienen la intención de operar realmente, sino que pueden ser utilizadas como vehículos para fines fraudulentos.
A nivel nacional, la situación es aún más grave, con 517.000 sociedades en España que se encuentran en la misma situación. Las comunidades autónomas que concentran la mayor parte de estas empresas fantasma son Madrid, Andalucía y Cataluña, que juntas representan más de la mitad de los casos. En contraste, regiones como Cantabria, La Rioja, Melilla y Ceuta tienen menos del 1% de sociedades inactivas, lo que indica que el problema no es uniforme en todo el país.
En Galicia, los sectores más afectados son la construcción y las inmobiliarias, que acumulan el 25% de estas mercantiles. El comercio también representa una parte significativa, con algo más del 21%. Dado que estos sectores tienen un peso relevante en la economía gallega, la existencia de empresas fantasma en ellos plantea un riesgo considerable. Los expertos advierten que el mantenimiento de estas sociedades no solo afecta a la estadística empresarial, sino que también puede abrir la puerta a prácticas desleales y fraudulentas que pueden perjudicar a empresas que operan de manera legítima.
### Implicaciones para la Economía Gallega
La existencia de sociedades fantasma tiene múltiples implicaciones para la economía de Galicia. En primer lugar, distorsiona la percepción del tejido empresarial, lo que puede afectar la toma de decisiones tanto por parte de inversores como de autoridades. La falta de transparencia en el registro de empresas puede llevar a una desconfianza generalizada en el mercado, lo que a su vez puede desincentivar la inversión y el crecimiento económico.
Además, la proliferación de estas empresas inactivas puede tener un impacto negativo en la recaudación fiscal. Las sociedades que no presentan cuentas no contribuyen adecuadamente al sistema tributario, lo que puede resultar en una menor disponibilidad de recursos para el gobierno regional. Esto es especialmente preocupante en un contexto donde la financiación pública es crucial para el desarrollo de infraestructuras y servicios esenciales.
Por otro lado, la existencia de empresas fantasma puede facilitar la evasión fiscal y el blanqueo de capitales. Las entidades que operan sin control pueden ser utilizadas para ocultar ingresos o para realizar transacciones ilegales, lo que representa un riesgo significativo para la integridad del sistema financiero.
La directora de Estudios de Informa, Nathalie Gianese, subraya que, aunque existen sanciones para las empresas que no cumplen con sus obligaciones, muchas continúan en esta situación. La liquidación de estas sociedades sería la opción más adecuada para evitar que sigan operando sin control. Sin embargo, la falta de un marco regulatorio más estricto y la escasa supervisión administrativa permiten que estas empresas sigan existiendo, lo que plantea un desafío importante para las autoridades gallegas.
En resumen, la situación de las sociedades fantasma en Galicia es un fenómeno que requiere atención urgente. La combinación de una regulación laxa, la facilidad para constituir empresas y la falta de control administrativo ha llevado a que una proporción significativa de empresas en la comunidad no cumpla con sus obligaciones legales. Esto no solo afecta a la economía local, sino que también plantea riesgos para la transparencia y la seguridad del mercado en su conjunto.