La reciente decisión del ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, de construir 3.000 viviendas en asentamientos ilegales en Cisjordania ha generado una ola de críticas y preocupaciones a nivel internacional. Este plan no solo busca expandir la presencia israelí en la región, sino que también tiene como objetivo desconectar Jerusalén de las ciudades palestinas cercanas, como Ramala y Belén. Este movimiento se enmarca en un contexto más amplio de tensiones y conflictos en la región, donde la solución de los dos Estados parece estar cada vez más lejos.
### La Estrategia de Aislamiento de Jerusalén
La propuesta de Smotrich se centra en la construcción de viviendas en la Zona E1, un área estratégica que ha sido objeto de controversia desde los Acuerdos de Oslo. La intención es crear un corredor que aísle a Jerusalén de las áreas palestinas, dificultando la comunicación y el movimiento entre las ciudades palestinas. Este plan, que ha sido respaldado por el primer ministro Benjamin Netanyahu y el presidente de EE.UU., Donald Trump, se presenta como un paso hacia la consolidación de la soberanía israelí en lo que ellos consideran la Tierra de Israel.
El ministro ha declarado que este tipo de acciones son una respuesta a cualquier intento internacional de reconocer un Estado palestino. Según Smotrich, la construcción de nuevas viviendas es una forma de “hacer hechos” en lugar de depender de declaraciones políticas. Esta retórica refleja una postura agresiva hacia la comunidad internacional y un desprecio por las resoluciones de la ONU que consideran ilegales los asentamientos en territorios ocupados.
### Consecuencias Humanitarias y Sociales
El impacto de este plan no se limita a la geopolítica; también tiene profundas implicaciones humanitarias. La construcción de viviendas en la Zona E1 podría resultar en la expulsión de comunidades palestinas que han vivido en Jerusalén durante generaciones. Además, se estima que alrededor de 150.000 palestinos que actualmente trabajan en Israel podrían perder sus empleos debido a la reevaluación de permisos laborales que podría surgir de esta nueva política.
Las cifras de violencia en Cisjordania también son alarmantes. Según la ONG Peace Now, los ataques de colonos israelíes han alcanzado niveles récord en 2025, con más de 750 incidentes reportados en los primeros seis meses del año. Esta violencia, combinada con la expansión de asentamientos, crea un ambiente de tensión constante que afecta a la vida cotidiana de los palestinos en la región.
La comunidad internacional ha expresado su rechazo a este plan, considerándolo un obstáculo para la paz y un paso hacia la anexión de Cisjordania. Los países árabes y diversas organizaciones han condenado la decisión, argumentando que socava los esfuerzos para establecer un Estado palestino viable. La resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU, que declara ilegales todos los asentamientos en territorios ocupados, se ha convertido en un punto de referencia para aquellos que abogan por una solución pacífica al conflicto.
### La Realidad en Gaza
Mientras tanto, la situación en Gaza continúa siendo crítica. Los recientes ataques israelíes han resultado en la muerte de numerosos palestinos, muchos de los cuales se encontraban en busca de alimentos. La crisis humanitaria en la Franja es alarmante, con informes de muertes por inanición y la imposibilidad de que la ayuda humanitaria llegue a quienes más la necesitan. Las organizaciones no gubernamentales han denunciado que, a pesar de los esfuerzos por enviar ayuda, el bloqueo israelí ha impedido que cualquier camión de asistencia entre en Gaza.
El primer ministro Netanyahu ha minimizado la crisis alimentaria en Gaza, sugiriendo que el hambre no es un problema y que Hamas, el grupo que controla la Franja, necesita atención médica. Esta retórica parece ser parte de una estrategia más amplia para desviar la atención de la comunidad internacional sobre la grave situación humanitaria que enfrentan los gazatíes.
La combinación de la expansión de asentamientos en Cisjordania y la crisis humanitaria en Gaza plantea un panorama sombrío para el futuro de la región. La falta de un diálogo constructivo y la continua escalada de tensiones sugieren que la paz sigue siendo un objetivo distante. Las acciones de Israel, bajo la dirección de líderes como Smotrich y Netanyahu, parecen dirigidas a consolidar el control sobre los territorios ocupados, mientras que la comunidad internacional observa con creciente preocupación.