La historia del parque eólico Oribio, ubicado en las localidades de Samos y Triacastela, es un claro reflejo de los desafíos que enfrenta el sector de la energía renovable en Galicia. Desde su concepción en 2004 hasta su actual estado de suspensión, este proyecto ha atravesado un camino lleno de obstáculos legales, cambios normativos y controversias ambientales. La Xunta de Galicia, en un intento por fomentar las energías limpias, admitió a trámite el proyecto de Fergo Galicia Vento, que contemplaba la instalación de un parque eólico con una capacidad de hasta 25 megavatios (MW). Sin embargo, la historia no ha sido sencilla.
La primera luz verde llegó en 2007, tras la aprobación de la declaración de impacto ambiental (DIA). Sin embargo, la situación cambió drásticamente con la entrada en vigor de nuevas regulaciones que limitaban la instalación de parques eólicos en áreas protegidas de la Red Natura. Esto obligó a la promotora a redefinir el proyecto, que fue nuevamente aprobado en 2019. Pero la historia no terminó ahí. En octubre de 2019, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) suspendió cautelarmente el proyecto tras un recurso presentado por la asociación Petón do Lobo, que cuestionó la validez de la DIA original, argumentando que las condiciones ambientales y tecnológicas habían cambiado significativamente desde su aprobación.
El TSXG argumentó que la DIA debía actualizarse para reflejar las nuevas realidades y que el uso industrial del terreno debía justificarse frente a los valores ambientales y culturales de la zona. Esta decisión dejó a Fergo en una situación complicada, ya que la imposibilidad de avanzar con el proyecto llevó a la empresa a solicitar una prórroga para mantener su inscripción en el registro del régimen retributivo específico, que garantiza una remuneración adicional por la energía producida. Sin embargo, esta solicitud fue denegada, y la empresa se vio obligada a hacer frente a la ejecución de un aval de 720.000 euros, una garantía que se exige para asegurar la finalización de los proyectos.
La situación se tornó aún más compleja cuando el Tribunal Supremo anuló el permiso otorgado por la Xunta, lo que llevó a Fergo a llevar el caso al Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). En este tribunal, la empresa argumentó que la imposibilidad de finalizar el proyecto en el plazo establecido era atribuible a circunstancias de fuerza mayor. La decisión del TSJM fue favorable para Fergo, estableciendo un precedente importante en la interpretación de la fuerza mayor en el contexto de los procedimientos administrativos relacionados con la transición energética.
El fallo del TSJM subrayó que la normativa vigente contempla excepciones en casos donde la imposibilidad de ejecución no es imputable al interesado. Esto significa que, aunque el proyecto no se llevará a cabo, la ejecución del aval no debería proceder, ya que no se puede calificar el desistimiento como voluntario. Este fallo no solo tiene implicaciones para Fergo, sino que también podría afectar a otros proyectos eólicos en Galicia que se encuentran en situaciones similares, brindando un respiro a los promotores que enfrentan desafíos legales y administrativos.
La judicialización de proyectos eólicos en Galicia ha sido un tema recurrente en los últimos años, con numerosos casos que reflejan la tensión entre el desarrollo de energías renovables y la protección del medio ambiente. La situación del parque eólico Oribio es un claro ejemplo de cómo los cambios en la normativa y las preocupaciones ambientales pueden complicar la ejecución de proyectos que, en teoría, deberían contribuir a la sostenibilidad energética de la región.
A medida que Galicia busca avanzar hacia un modelo energético más sostenible, la resolución de estos conflictos legales será crucial. La seguridad jurídica es un aspecto fundamental para atraer inversiones en el sector de las energías renovables, y el reciente fallo del TSJM podría ser un paso positivo en esa dirección. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y los promotores de proyectos eólicos deben navegar por un laberinto de regulaciones y litigios que pueden poner en riesgo sus inversiones y la viabilidad de sus proyectos.
En resumen, la historia del parque eólico Oribio es un microcosmos de los retos que enfrenta la transición energética en Galicia. A medida que se desarrollan nuevas tecnologías y se implementan políticas más estrictas de protección ambiental, la capacidad de los promotores para adaptarse y superar los obstáculos legales será determinante para el futuro de la energía eólica en la región.