El contacto piel con piel, conocido también como el método canguro, ha demostrado ser más que un simple gesto de afecto; es un factor crucial en el desarrollo emocional y cerebral de los bebés prematuros. Un reciente estudio realizado por el Instituto Neurológico Burke en Nueva York ha revelado que el contacto físico entre los padres y sus hijos prematuros puede tener un impacto significativo en la forma en que estos pequeños manejan sus emociones y el estrés en el futuro.
### Beneficios del Contacto Piel con Piel
El estudio analizó a 88 bebés nacidos antes de las 32 semanas de gestación, registrando el tiempo que cada uno de ellos recibía contacto piel con piel durante su estancia en el hospital. En promedio, los bebés recibieron 24 minutos de contacto diario, con sesiones que duraban aproximadamente 70 minutos, mayormente a cargo de las madres. Al evaluar a estos bebés mediante tomografías cerebrales cuando alcanzaron la edad que deberían haber tenido al nacer a término, los resultados fueron sorprendentes. Aquellos que habían recibido más contacto piel con piel mostraron un desarrollo más avanzado en áreas del cerebro asociadas con la regulación emocional y el manejo del estrés, como el cíngulo y las radiaciones talámicas anteriores.
Aunque el estudio no establece una relación de causa y efecto definitiva, sí sugiere una fuerte correlación entre la cercanía física y el desarrollo cerebral. La doctora Katherine E. Travis, autora del estudio, enfatiza que estos hallazgos respaldan investigaciones anteriores que ya habían demostrado que el contacto piel con piel no solo beneficia el sueño y la función cardíaca y pulmonar, sino que también reduce el dolor y el estrés en los recién nacidos.
### La Importancia de la Calidad y Duración del Contacto
Un aspecto crucial que el estudio destaca es que no solo la cantidad, sino también la calidad y duración del contacto piel con piel son determinantes en el desarrollo cerebral de los bebés. Las sesiones más largas de contacto se asociaron con una mayor difusividad en el cerebro, lo que indica que el tejido cerebral tiene más libertad para desarrollarse y formar nuevas conexiones. Esta capacidad de desarrollo temprano podría facilitar que los bebés manejen mejor sus emociones y su respuesta al estrés desde una edad muy temprana.
Además, los investigadores encontraron que estas asociaciones se mantenían incluso después de considerar factores como la edad gestacional al nacer, el nivel socioeconómico y la frecuencia de visitas familiares. Esto refuerza la idea de que las experiencias tempranas de cuidado, aunque simples, tienen un impacto significativo en el desarrollo cerebral de los bebés prematuros.
La doctora Travis concluye que el contacto piel con piel no solo fomenta vínculos afectivos entre padres e hijos, sino que también juega un papel fundamental en el fortalecimiento del cerebro de los bebés prematuros. A pesar de que el estudio se llevó a cabo en un solo hospital y con un número limitado de bebés, abre la puerta a futuras investigaciones sobre cómo el afecto temprano puede moldear la salud cerebral y emocional a largo plazo.
La importancia de este tipo de contacto no puede subestimarse. En un mundo donde la prematuridad es cada vez más común, es esencial que los padres y cuidadores comprendan el poder del contacto físico en el desarrollo de sus hijos. Las implicaciones de estos hallazgos son profundas, no solo para la salud inmediata de los bebés, sino también para su bienestar emocional y psicológico en el futuro.
En resumen, el contacto piel con piel es una herramienta poderosa que puede ayudar a los bebés prematuros a desarrollar habilidades emocionales y de manejo del estrés que les servirán a lo largo de sus vidas. Este estudio es un recordatorio de que, a veces, los gestos más simples pueden tener los efectos más profundos en el desarrollo humano.