La crisis climática se ha convertido en una de las mayores amenazas para la humanidad, y un reciente informe ha revelado que cerca de la mitad de la población mundial experimentó un mes adicional de calor extremo en el último año. Este fenómeno, que afecta a aproximadamente 4.000 millones de personas, es un claro indicativo de que el cambio climático está aquí y sus efectos son cada vez más mortales. El informe, elaborado por un grupo de científicos de diversas organizaciones, se presenta en el contexto del Día de Acción contra el Calor, que se celebrará el próximo 2 de junio. La vicepresidenta científica de Climate Central, Kristina Dahl, enfatiza que «no hay ningún lugar en la Tierra que no se haya visto afectado por el cambio climático, y el calor es su consecuencia más mortal».
Durante el periodo comprendido entre mayo de 2024 y mayo de 2025, se registraron temperaturas extremas en todo el mundo, definidas como aquellas que superan el 90% de las observaciones históricas en cada región. Este aumento en la temperatura no solo es un problema ambiental, sino que también tiene repercusiones directas en la salud pública, la agricultura y la economía. En España, por ejemplo, se reportaron 48 días con temperaturas extremas, un aumento significativo en comparación con los 18 días que se habrían registrado sin la influencia del cambio climático. Esto implica que el cambio climático ha añadido un mes completo de calor extremo en el país, lo que resalta la urgencia de abordar esta crisis.
El informe también destaca que el episodio de calor del verano pasado, que tuvo lugar entre el 18 y el 23 de julio, fue diez veces más probable debido al cambio climático. En 195 países, el cambio climático ha duplicado, como mínimo, el número de días de calor extremo, lo que ha aumentado la probabilidad de que se produzcan episodios de calor severo. Este análisis pone de manifiesto no solo la magnitud del problema, sino también la necesidad urgente de implementar medidas de adaptación y mitigación ante el aumento de las temperaturas globales.
Los efectos del calor extremo son variados y devastadores. Desde enfermedades relacionadas con el calor hasta muertes, la presión sobre los sistemas de salud se incrementa significativamente. Además, la agricultura se ve afectada, lo que puede llevar a pérdidas de cosechas y, en consecuencia, a una disminución de la productividad. Las interrupciones en el transporte también son un problema creciente, lo que complica aún más la situación. Mariam Zachariah, investigadora en el Centre for Environmental Policy del Imperial College de Londres, señala que estos episodios de altas temperaturas están asociados con una amplia gama de efectos adversos que afectan a la vida cotidiana de las personas.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha proyectado que existe un 70% de probabilidad de que el planeta supere la cota de 1,5 °C en comparación con la era preindustrial entre 2025 y 2029. Este pronóstico es alarmante, especialmente después de que 2023 y 2024 se convirtieran en los años más cálidos registrados. El Servicio Meteorológico del Reino Unido ha confirmado que el calentamiento global continuará a niveles sin precedentes, lo que subraya la necesidad de una acción inmediata y efectiva.
Roop Singh, jefe de planificación urbana y atribución del Centro Climático de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, ha afirmado que «la evidencia del vínculo entre el cambio climático y las olas de calor es innegable». A través de diversas interacciones, se ha observado que las personas están sintiendo el aumento del calor, aunque no siempre comprenden que es consecuencia del cambio climático. Esta falta de comprensión puede dificultar la implementación de medidas adecuadas para enfrentar el problema.
Es fundamental que tanto los gobiernos como la sociedad civil tomen conciencia de la gravedad de la situación. La educación y la sensibilización sobre el cambio climático son esenciales para fomentar una respuesta colectiva. Las políticas públicas deben enfocarse en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, así como en la promoción de prácticas sostenibles que ayuden a mitigar los efectos del calentamiento global. Además, es crucial invertir en infraestructura que pueda soportar las condiciones climáticas extremas y en sistemas de salud que estén preparados para enfrentar el aumento de enfermedades relacionadas con el calor.
El cambio climático no es un problema que se pueda ignorar. Cada acción cuenta, y es responsabilidad de todos contribuir a la solución. La lucha contra el cambio climático requiere un esfuerzo conjunto y coordinado, donde cada individuo, comunidad y nación juegue un papel activo en la protección del planeta y de sus habitantes. La ciencia ha hablado, y ahora es el momento de actuar.