En un esfuerzo por abordar la creciente crisis de menores migrantes no acompañados en Canarias, el Gobierno español ha comenzado a trasladar a estos niños y adolescentes a la Península. Este proceso, que busca reubicar a un millar de menores en recursos de acogida estatales, ha sido impulsado por la saturación de los centros de acogida en las islas. La situación ha generado un intenso debate sobre la gestión de la migración y la responsabilidad del Estado en la protección de estos menores.
**El Proceso de Traslado de Menores**
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha confirmado que el segundo grupo de menores, compuesto por cinco niños de Mali, ha sido trasladado desde el centro Canarias 50 en Gran Canaria hacia un recurso de acogida en la Península. Este traslado sigue a un primer grupo que fue enviado la semana anterior, y se enmarca dentro de un plan más amplio para aliviar la presión sobre los centros de acogida en Canarias. La Consejería canaria de Bienestar Social ha señalado que este segundo traslado fue acordado en una reunión urgente, reflejando la necesidad de acelerar el proceso debido a la saturación existente.
El Gobierno ha enfatizado que el destino de los menores no será revelado públicamente para proteger su intimidad y garantizar su seguridad. Esta medida se ha tomado en cumplimiento de una orden del Tribunal Supremo que exige al Estado hacerse cargo de un millar de menores migrantes no acompañados que han solicitado asilo en las islas. Hasta la fecha, se ha logrado reubicar a 240 de los 942 menores que se encuentran en el Sistema Nacional de Acogida de Protección Internacional (SNAPI).
**Críticas y Desafíos en la Gestión de la Migración**
A pesar de los esfuerzos del Gobierno, el proceso de traslado ha suscitado críticas desde el Gobierno canario. El presidente autonómico, Fernando Clavijo, ha expresado su preocupación por lo que considera una falta de planificación y ha acusado al Ejecutivo central de no querer asumir la responsabilidad de estos menores. Clavijo ha calificado la situación de improvisación, sugiriendo que el Gobierno está «ganando tiempo» en la reubicación de los menores.
El debate sobre la migración ha generado tensiones políticas, especialmente entre el partido Vox y la Iglesia, donde se han planteado cuestiones sobre la naturaleza de la ayuda humanitaria y la responsabilidad del Estado. Vox ha sido criticado por su postura en temas migratorios, lo que ha llevado a un cisma con líderes religiosos que defienden la necesidad de una respuesta más humanitaria y compasiva hacia los migrantes.
El Gobierno ha defendido su enfoque, destacando que todas las decisiones se toman con el interés superior de los menores en mente. La complejidad del proceso implica la coordinación entre diversas administraciones y entidades, lo que requiere un tratamiento cuidadoso y adaptado a cada caso. Las reuniones de seguimiento se llevan a cabo semanalmente para evaluar el progreso y abordar cualquier alteración en el proceso.
A medida que se continúan los traslados, la situación de los menores migrantes en Canarias sigue siendo un tema crítico que requiere atención y acción coordinada. La presión sobre los centros de acogida y la necesidad de garantizar la seguridad y el bienestar de estos niños son cuestiones que deben ser abordadas con urgencia y sensibilidad. La respuesta del Gobierno y la colaboración con las autoridades locales serán fundamentales para gestionar esta crisis de manera efectiva y humana.