El panorama laboral en Galicia se enfrenta a un desafío crítico en los próximos años, marcado por un notable desequilibrio entre jubilaciones y nuevas incorporaciones al mercado laboral. Según un análisis reciente, se estima que en la próxima década, 301.700 trabajadores gallegos se retirarán, mientras que solo 68.508 jóvenes se sumarán a la fuerza laboral. Esta situación plantea una alarmante relación de cuatro jubilaciones por cada nuevo trabajador, un fenómeno que se acentúa en provincias como Lugo y Ourense, donde las cifras alcanzan 5,3 y 4,6 jubilaciones por cada alta, respectivamente. En A Coruña, la proporción es de 4,3, y en Pontevedra, de 4,1, todos muy por encima de la media nacional de 2,9.
El envejecimiento de la población gallega es un factor que agrava esta situación, con un índice que alcanza el 224%, en comparación con el 142% del resto de España. Este fenómeno no solo afecta a la economía, sino que también plantea serias cuestiones sociales y laborales que deben ser abordadas con urgencia. Los expertos coinciden en que la migración será un elemento clave para mitigar esta crisis. Se prevé que entre 2026 y 2035, más de 150.000 personas extranjeras lleguen a Galicia, de las cuales aproximadamente 85.000 estarán en condiciones de trabajar. Esta nueva mano de obra será esencial para sostener sectores que actualmente sufren escasez, como la hostelería, la agricultura y los cuidados.
Sin embargo, los especialistas advierten que no basta con recibir a estos trabajadores; es fundamental agilizar los procesos de homologación de títulos y acreditar competencias. Además, se debe facilitar su integración en la sociedad gallega, lo que implica un esfuerzo conjunto entre instituciones y empresas. La falta de adaptación de los sistemas educativos y laborales a las necesidades del mercado actual puede resultar en una pérdida de talento que Galicia no puede permitirse.
La otra gran palanca para enfrentar este desafío es el talento sénior. Más del 35% de la población activa en Galicia tiene más de 50 años, un grupo que a menudo se ve excluido del mercado laboral debido a prejuicios relacionados con la edad y la falta de oportunidades de reciclaje profesional. Desde diversas organizaciones se subraya que ignorar a los trabajadores mayores significa desperdiciar una valiosa experiencia y agravar aún más la brecha laboral existente. Para contrarrestar esto, se proponen medidas como fomentar la formación digital, ofrecer contratos flexibles y promover la jubilación activa, que permitirían a los mayores seguir contribuyendo al mercado laboral de manera significativa.
Además, el avance de la inteligencia artificial y la automatización se presenta como una herramienta que podría mejorar la productividad y ayudar a cubrir parte del vacío que deja el envejecimiento de la población. La implementación de tecnologías avanzadas en el ámbito laboral no solo puede optimizar procesos, sino también crear nuevas oportunidades de empleo que se adapten a las capacidades de los trabajadores, independientemente de su edad.
En este contexto, es crucial que las políticas públicas y las estrategias empresariales se alineen para crear un entorno laboral inclusivo y dinámico. La colaboración entre el sector público y privado será fundamental para desarrollar programas de formación que capaciten tanto a los jóvenes como a los trabajadores mayores, asegurando que todos tengan la oportunidad de contribuir al crecimiento económico de Galicia. Asimismo, es esencial que se promueva un cambio cultural que valore la diversidad en el lugar de trabajo, reconociendo que la experiencia y el conocimiento de los trabajadores mayores son activos invaluables.
La situación laboral en Galicia es un reflejo de un problema más amplio que afecta a muchas regiones en el mundo, donde el envejecimiento poblacional y la falta de mano de obra joven se convierten en retos cada vez más evidentes. La capacidad de Galicia para adaptarse a estos cambios y aprovechar las oportunidades que surgen de ellos determinará su futuro económico y social. En este sentido, la migración, la inclusión de los trabajadores mayores y la adopción de nuevas tecnologías son elementos clave que deben ser considerados en la planificación y desarrollo de políticas laborales efectivas. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo se podrá enfrentar con éxito esta década crítica que se avecina.