La central nuclear de Almaraz, ubicada en Cáceres, se encuentra en una encrucijada crucial. Las grandes eléctricas que operan la planta, como Iberdrola, Endesa y Naturgy, están trabajando intensamente para presentar una solicitud formal al Gobierno que permita extender la vida útil de la central, posponiendo su cierre programado para 2027 y 2028 hasta al menos 2030. Esta semana se espera que las compañías envíen su petición al Ministerio para la Transición Ecológica, mientras que simultáneamente se preparan para enviar la documentación necesaria al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para facilitar el proceso de cierre, que debe estar listo antes del 1 de noviembre.
En medio de este debate sobre el futuro de Almaraz, el Gobierno ha comenzado a allanar el camino para el desmantelamiento de la central, un proceso que ha estado marcado por retrasos y complicaciones. Enresa, la entidad pública responsable de la gestión de residuos radiactivos y el desmantelamiento de instalaciones nucleares, ha iniciado la licitación de un contrato millonario para diseñar los trabajos de desmantelamiento de la planta. Sin embargo, el proceso ha sido accidentado, con la exclusión de uno de los consorcios que se habían postulado para el contrato, dejando a un solo candidato en la contienda.
### La Licitación y el Proceso de Desmantelamiento
La licitación para el diseño del desmantelamiento de Almaraz comenzó hace casi un año y medio, pero se ha visto interrumpida en varias ocasiones. Enresa abrió el proceso en junio del año pasado, pero mantuvo la licitación en una fase de latencia durante diez meses. En abril, el Consejo de Ministros aprobó la activación del procedimiento, lo que permitió a Enresa formalizar la licitación en junio. Desde entonces, la entidad ha tenido que extender el plazo para recibir ofertas, debido al riesgo de que el concurso quedara desierto.
Recientemente, Enresa ha aplazado en dos ocasiones la apertura del último sobre con la oferta económica del único candidato que permanece en el proceso. Este candidato es un consorcio que incluye a Westinghouse Electric, una de las empresas más reconocidas en el sector nuclear, y a la corporación española Empresarios Agrupados Internacional. Westinghouse tiene una larga historia con la central, habiendo participado en su construcción y puesta en marcha en las décadas de 1970 y 1980.
El costo estimado de la licitación para los trabajos de ingeniería es de 23,7 millones de euros, que podría superar los 28,7 millones con impuestos. Enresa busca empresas especializadas que puedan llevar a cabo los estudios y la ingeniería de diseño necesarios para obtener la autorización de desmantelamiento. Según el Plan General de Residuos Radiactivos, Enresa debe iniciar estas labores entre tres y cinco años antes del cierre definitivo de la planta, lo que justifica la urgencia de estos trámites.
### La Presión de las Eléctricas y la Opinión Pública
Mientras las eléctricas se esfuerzan por conseguir la prórroga del cierre, también han encontrado apoyo en la opinión pública. La empresa GDES (Grupo Dominguis Energy Services) ha manifestado su apoyo a la extensión de la vida de la central y ha colaborado con la plataforma ciudadana ‘Sí a Almaraz, Sí al Futuro’, que aboga por la continuidad de la planta más allá de las fechas de clausura previstas. Este respaldo refleja la preocupación de muchos ciudadanos sobre el impacto que el cierre de la central podría tener en la economía local y en la seguridad energética del país.
El debate sobre el futuro de Almaraz no solo se centra en la viabilidad económica de la planta, sino también en las implicaciones medioambientales y de seguridad que conlleva su operación. La central ha sido objeto de críticas por su impacto ambiental, pero también es vista como una fuente importante de energía en un momento en que la transición hacia fuentes renovables está en pleno desarrollo.
El futuro de la central nuclear de Almaraz es incierto, con múltiples factores en juego que incluyen la presión de las eléctricas para extender su operación y los esfuerzos del Gobierno para avanzar en los trámites de desmantelamiento. A medida que se acerca la fecha límite para la presentación de solicitudes y la apertura de ofertas, el desenlace de esta situación podría tener repercusiones significativas tanto para la industria energética como para la comunidad local. La próxima semana será decisiva, y todos los ojos estarán puestos en las decisiones que se tomen en torno a la central nuclear de Almaraz.
