La situación del consumo de pescado en España ha experimentado un notable descenso en los últimos años, a pesar de la creciente popularidad de platos como sushi y ceviche. Según datos recientes, el consumo per cápita ha caído de 26,4 kilos anuales en 2014 a solo 18 kilos en 2024, lo que representa una disminución del 32%. Este cambio ha llevado al cierre de aproximadamente 5.000 pescaderías en el país, lo que equivale a un tercio de las que existían en 2007.
La directora general de la Federación de Asociaciones de Empresarios Detallistas de Pescado (Fedepesca), María Luisa Álvarez, señala que este fenómeno se debe a varios factores. Uno de los principales es el cambio en los hábitos de consumo, impulsado por la falta de tiempo y el auge de la tecnología. Muchos españoles han dejado de cocinar en casa y, por ende, han dejado de visitar las pescaderías. Además, la falta de conocimiento sobre qué pescado comprar también juega un papel importante en esta tendencia.
El precio del pescado es otro factor que afecta su consumo. Aunque la percepción de que el pescado es caro puede no ser del todo cierta, sigue siendo un desafío que el sector debe enfrentar. Álvarez enfatiza la necesidad de campañas informativas y de marketing que expliquen a los consumidores que es posible encontrar pescado de temporada a precios razonables, incluso por debajo de 5 euros el kilo.
La acuicultura ha emergido como una solución viable para este problema. Ángel Máñez, presidente del Gremio de Mayoristas del Mercado Central del Pescado de Mercabarna, destaca que la producción acuícola ha permitido abaratar el precio de especies como doradas y lubinas, que se están volviendo cada vez más populares. Aunque el sabor y la textura del pescado de cultivo pueden diferir del pescado salvaje, la calidad de estos productos ha mejorado significativamente, ofreciendo una alternativa accesible para los consumidores.
Además, los productos congelados han ganado terreno en el mercado, ofreciendo opciones de calidad que permiten a los consumidores ahorrar, especialmente en épocas como la Navidad. La diversificación de la oferta y la mejora en la calidad de los productos son pasos importantes para revitalizar el sector.
Otro reto significativo que enfrenta la industria pesquera es el relevo generacional. Durante años, la falta de formación profesional en el sector ha dificultado la entrada de nuevos trabajadores. Álvarez menciona que, aunque se han hecho mejoras en la coordinación con el sistema educativo, aún se requieren medidas adicionales, como la inclusión del pescado en campañas de salud pública y la reducción del IVA para productos saludables.
Carlos de Buen, un pescadero jubilado, ofrece una perspectiva optimista sobre el futuro del sector. Asegura que las pescaderías del futuro serán muy diferentes a las actuales, con un enfoque más compartimentado. Se prevé que haya mostradores separados para pescado salvaje y de cultivo, así como áreas dedicadas a la preparación de platos listos para llevar.
La reciente aprobación de un decreto que regula la comercialización de productos alimenticios en el comercio al por menor ha abierto nuevas oportunidades para el sector. Álvarez anticipa que las pescaderías se transformarán en espacios gastronómicos que exhiban la riqueza de la pesca española, ofreciendo no solo productos frescos, sino también platos elaborados como ceviches y sushi.
La posibilidad de ofrecer recetas de la denominada quinta gama, que son platos ya cocinados que solo necesitan ser calentados, también representa un avance significativo. Esto podría facilitar que más consumidores opten por el pescado en su dieta diaria, al eliminar la barrera del tiempo de preparación.
En resumen, el sector de la pescadería en España enfrenta desafíos significativos, desde la disminución del consumo hasta la necesidad de atraer a una nueva generación de trabajadores. Sin embargo, con la implementación de estrategias adecuadas y la adaptación a las nuevas tendencias de consumo, hay un camino claro hacia un futuro más prometedor para la industria pesquera en el país.