La situación del desempleo en Galicia presenta un panorama preocupante, especialmente para los trabajadores de mayor edad. Según los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), uno de cada cinco parados en la comunidad autónoma se encuentra en la franja de edad de 60 a 64 años. Esto equivale a 20.724 personas de un total de 107.858 desempleados registrados hasta julio de 2025. Este grupo representa un 19,2% del total de parados en Galicia, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de este segmento de la población laboral.
En términos provinciales, A Coruña lidera con el mayor número de desempleados en esta franja de edad, con 8.091 personas, seguido de Pontevedra con 7.860, Ourense con 2.711 y Lugo con 2.062. Aunque estas cifras son alarmantes, es importante señalar que han disminuido en un 6,5% en comparación con el mismo mes del año anterior, lo que significa que hay 1.460 parados menos en esta categoría. Sin embargo, la realidad sigue siendo dura para aquellos que se encuentran en esta situación.
Las principales ciudades gallegas también reflejan esta tendencia. Vigo, por ejemplo, tiene 2.887 desempleados mayores de 60 años, mientras que A Coruña cuenta con 2.127, Ourense con 955, Pontevedra con 708, Lugo con 645, Ferrol con 603 y Santiago de Compostela con 536. Este fenómeno se enmarca en un contexto donde la edad de jubilación se ha ido retrasando; en 2025, está fijada en 66 años y ocho meses, y se prevé que alcance los 67 años en 2027. Esto plantea un dilema para muchos trabajadores que, a pesar de estar cerca de la jubilación, se ven obligados a buscar empleo en un mercado que parece no tener espacio para ellos.
El alargamiento de la vida laboral se ha convertido en una realidad ineludible. Sin embargo, las empresas, en su afán por rejuvenecer sus plantillas, tienden a prescindir de los trabajadores mayores, quienes a menudo son los primeros en ser despedidos durante reestructuraciones. Esto se debe, en parte, a que suelen tener salarios más altos y, en muchos casos, son considerados menos flexibles o adaptables a los cambios tecnológicos. En sectores como la industria y la banca, es común que se ofrezcan acuerdos de salida incentivada, lo que puede actuar como una prejubilación encubierta, permitiendo a los trabajadores mantenerse económicamente hasta que alcancen la edad de jubilación.
Esta situación deja a miles de trabajadores en una especie de limbo, donde no pueden acceder a su pensión de inmediato, pero tampoco tienen muchas opciones de reincorporarse al mercado laboral. Para aquellos que pierden su empleo a partir de los 60 años, las posibilidades de encontrar un nuevo puesto se reducen drásticamente. A pesar de la existencia de programas de empleo dirigidos a mayores de 55 años y bonificaciones para la contratación de trabajadores senior, muchas empresas prefieren optar por candidatos más jóvenes, que suelen tener menores expectativas salariales.
El impacto emocional y psicológico del desempleo en esta franja de edad es significativo. Muchos trabajadores experimentan frustración y ansiedad ante la incertidumbre económica, lo que afecta su bienestar y calidad de vida. Ante este panorama, diversas organizaciones sindicales han comenzado a reclamar medidas que faciliten una transición más suave hacia la jubilación. Entre las propuestas se encuentran la ampliación de subsidios para desempleados mayores, incentivos fiscales para la contratación de trabajadores senior y la regulación de planes de prejubilación que aseguren una transición ordenada hacia la pensión.
Sin embargo, implementar soluciones estructurales requiere una planificación a largo plazo que equilibre la sostenibilidad del sistema de pensiones con la protección de los trabajadores mayores. En el corto plazo, miles de gallegos continúan en la incertidumbre, esperando alcanzar la edad que les permita retirarse con una prestación digna, mientras siguen figurando en las listas del paro sin muchas opciones de volver a trabajar.
Por otro lado, el número de vacantes en empresas gallegas ha aumentado un 20,82% en el segundo trimestre de 2025, alcanzando las 14.452 posiciones disponibles. Sin embargo, un 17,3% de estas vacantes requieren titulaciones en áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM), lo que refleja una desconexión entre la oferta y la demanda laboral. Las empresas enfrentan dificultades para cubrir estos puestos, ya que un 14,8% de los candidatos considera que las condiciones económicas no son adecuadas, mientras que un 30,5% no encuentra personas con la formación necesaria. Esto pone de manifiesto la necesidad de un enfoque más integral que no solo aborde el desempleo en mayores de 60 años, sino que también contemple la formación y la adaptación de la fuerza laboral a las demandas actuales del mercado.