La situación política en España se encuentra en un momento crítico, especialmente en lo que respecta a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2026. La reciente ruptura entre el Gobierno y el partido Junts ha complicado aún más el panorama, lo que ha llevado a la administración a considerar la posibilidad de retrasar la presentación de los presupuestos. Este artículo explora las implicaciones de esta situación y los posibles caminos que el Gobierno podría seguir para sortear los obstáculos actuales.
**Contexto Político y Económico**
La ruptura con Junts, un partido clave en el apoyo al Gobierno, ha generado incertidumbre sobre la viabilidad de la senda de déficit y la aprobación de los nuevos presupuestos. Con la convocatoria de elecciones anticipadas en Extremadura programadas para el 21 de diciembre, el calendario político se ha vuelto aún más apretado. Esta situación ha llevado al Gobierno a replantearse su estrategia, buscando negociar con otros socios como el PNV, ERC, Bildu y Sumar, aunque las perspectivas de éxito son inciertas.
El Ejecutivo ya había anticipado que la aprobación de la senda de déficit sería complicada, y ahora, con la ruptura de Junts, se enfrenta a un escenario aún más adverso. La vicepresidenta de Hacienda, María Jesús Montero, ha señalado que se convocará el Consejo de Política Fiscal y Financiera entre el 10 y el 15 de noviembre, un paso necesario para presentar la senda de déficit y el techo de gasto a las comunidades autónomas. Sin embargo, se prevé que esta propuesta sea rechazada en el Congreso, lo que obligaría a prorrogar las cuentas anteriores.
**Negociaciones y Estrategias del Gobierno**
El Gobierno ha manifestado su intención de seguir adelante con la gestión de los 85.000 millones de euros pendientes de fondos europeos hasta 2027, lo que podría ayudar a mitigar la falta de nuevos presupuestos. Sin embargo, la situación se complica con la negativa de Junts y Podemos a participar en las negociaciones. La falta de un acuerdo claro con estos partidos podría resultar en la imposibilidad de presentar un presupuesto viable, lo que obligaría a prorrogar las cuentas de 2022.
La fecha límite para presentar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado es el 30 de septiembre de cada año, y el Gobierno ya ha superado este plazo por más de un mes. A pesar de ello, existe una mínima esperanza de que se pueda llegar a un acuerdo con Junts sobre el uso del catalán en la Unión Europea, lo que podría reabrir el diálogo con Carles Puigdemont. Sin embargo, esta posibilidad es considerada remota por fuentes del Gobierno.
La estrategia del Ejecutivo se centra en intentar negociar con otros partidos que podrían ser más receptivos, como el PNV y ERC. Sin embargo, la falta de avances significativos con Junts y Podemos plantea serias dudas sobre la capacidad del Gobierno para obtener el apoyo necesario para aprobar los presupuestos.
En este contexto, el Gobierno se enfrenta a un dilema: presentar los presupuestos y arriesgarse a una derrota en un momento electoralmente delicado, o retrasar su presentación y continuar con la incertidumbre. La situación es aún más compleja debido a la presión de los socios de Gobierno, quienes están comenzando a pasar factura por los pactos ambiguos y la falta de claridad en la gestión política.
La posibilidad de que el Gobierno tenga que prorrogar los presupuestos anteriores se convierte en una realidad cada vez más probable. Esto no solo afectaría la planificación económica del país, sino que también podría tener repercusiones en la confianza de los inversores y en la estabilidad política del Gobierno.
**Implicaciones para el Futuro Político**
La situación actual plantea serias interrogantes sobre el futuro político de España. La incapacidad del Gobierno para presentar y aprobar los presupuestos podría llevar a una crisis de confianza tanto en el ámbito político como en el económico. La falta de un marco presupuestario claro puede afectar la inversión pública y la ejecución de proyectos clave, lo que a su vez podría impactar negativamente en el crecimiento económico del país.
Además, la convocatoria de elecciones anticipadas en Extremadura añade una capa adicional de complejidad. La campaña electoral que se avecina podría influir en las decisiones políticas del Gobierno, ya que cualquier derrota electoral podría debilitar aún más su posición. En este sentido, la gestión de los presupuestos se convierte en un tema crucial que podría definir el futuro del Gobierno y su capacidad para gobernar de manera efectiva.
En resumen, la situación actual en torno a los Presupuestos Generales del Estado refleja un panorama político complicado, donde la falta de consenso y la presión electoral podrían llevar a un estancamiento en la gestión pública. Las próximas semanas serán decisivas para determinar el rumbo que tomará el Gobierno en este contexto tan desafiante.
		