La situación en Gaza se ha vuelto insostenible tras casi veinte meses de conflicto, y la ONU ha advertido que la región atraviesa su fase más cruel. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha denunciado niveles alarmantes de muerte y destrucción, con miles de personas en riesgo de hambruna debido al bloqueo de la ayuda humanitaria que ha durado cerca de ochenta días. A pesar de que se han comenzado a permitir algunas entregas de suministros, la cantidad es insuficiente para satisfacer las necesidades de la población.
Durante una reciente reunión en Estambul, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, reafirmaron su compromiso de buscar la paz en Gaza y en otros conflictos, como el de Ucrania. Sánchez enfatizó la necesidad de poner fin a la violencia y al bloqueo sistemático de la ayuda humanitaria. Por su parte, Erdogan agradeció la postura de España ante lo que calificó de genocidio en Gaza.
Desde el inicio de la ofensiva israelí, la situación humanitaria ha ido empeorando. Según informes, alrededor de 300 camiones con suministros básicos han entrado en Gaza, pero la ONU estima que solo un tercio de estos han llegado a la población debido a las restricciones impuestas por el gobierno israelí. Estas limitaciones incluyen procedimientos complicados y restricciones sobre qué mercancías pueden ser autorizadas, lo que ha llevado a un aumento en la desesperación de los gazatíes.
Philippe Lazzarini, comisionado general de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, ha señalado que la población de Gaza ha estado sufriendo hambre y careciendo de lo más básico, como agua y medicamentos. En este contexto, ha advertido que no debería sorprender a nadie que se produzcan saqueos de los convoyes humanitarios, ya que la necesidad de sobrevivir supera cualquier consideración. Lazzarini ha hecho un llamado a priorizar la salvación de vidas sobre las agendas políticas y militares.
La violencia en Gaza no cesa, y en las últimas 24 horas, más de sesenta personas han perdido la vida debido a los ataques israelíes. Un bombardeo en Yabalia, al norte de Gaza, resultó en al menos nueve muertes, y se teme que haya más víctimas atrapadas bajo los escombros. La falta de maquinaria adecuada para la remoción de escombros complica aún más la situación.
En medio de este caos, el secretario general de la ONU ha reiterado su llamado a un alto el fuego. Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha respondido a las críticas internacionales acusando a líderes de países como el Reino Unido, Francia y Canadá de alentar a Hamas a continuar la lucha. Netanyahu ha afirmado que el reconocimiento del Estado palestino, un paso que España ha dado, solo serviría para recompensar a quienes considera responsables de la violencia.
Además, Netanyahu ha estado lidiando con problemas internos, incluyendo la reciente designación de un nuevo jefe de la inteligencia nacional, David Zini, a pesar de las objeciones de la fiscalía general. Este nombramiento se produce en un contexto de creciente tensión y críticas hacia su gobierno por la gestión del conflicto y la situación en Gaza. La fiscalía ha dictaminado que el despido del anterior jefe de inteligencia fue ilegal, lo que añade más presión sobre Netanyahu en un momento ya complicado.
La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrolla la situación en Gaza, donde la combinación de violencia, bloqueo y crisis humanitaria ha creado un escenario devastador para la población civil. Las palabras de la ONU y de líderes internacionales son un llamado a la acción, pero la implementación de soluciones efectivas sigue siendo un desafío en medio de un conflicto que parece no tener fin.