El verano de 2025 ha sido un periodo crítico para el Gobierno español, marcado por una serie de incendios devastadores que han puesto a prueba la capacidad de respuesta del Ejecutivo. A medida que la temporada de incendios se intensificaba, las críticas hacia la gestión del Gobierno se multiplicaban, especialmente en lo que respecta a la activación de recursos y la coordinación entre administraciones. Este contexto ha llevado a un clima de nerviosismo en el seno del Gobierno, donde se especula sobre una posible crisis ministerial que podría cambiar el rumbo político del país.
**Incendios y la Respuesta del Gobierno**
Desde mediados de agosto, España ha enfrentado una serie de incendios forestales que han arrasado vastas áreas en regiones como Orense, León, Zamora y Cáceres. La situación se tornó crítica el 12 de agosto, cuando el Ejecutivo decidió activar la preemergencia nacional y solicitar ayuda a la Unión Europea. Sin embargo, la respuesta del Gobierno fue objeto de críticas, especialmente por la tardanza en desplegar al Ejército para combatir las llamas. La Unidad Militar de Emergencias (UME) estuvo presente desde el inicio, pero el despliegue completo del Ejército de Tierra no se realizó hasta el 18 de agosto, lo que generó cuestionamientos sobre la eficacia de la gestión de crisis.
El líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, ha sido uno de los principales críticos de la actuación del Gobierno, acusándolo de ser «paralizado» y «ausente» en momentos críticos. Feijóo ha exigido una mayor coordinación entre las administraciones y ha presentado un plan de 50 medidas para prevenir futuros incendios, que incluye la creación de un registro de pirómanos y el uso de pulseras GPS para su vigilancia. Esta propuesta ha sido recibida con escepticismo por parte de algunos sectores, que consideran que la solución a los incendios requiere un enfoque más integral y menos punitivo.
**La Comparativa en el Senado**
La crisis de los incendios ha llevado a que cuatro ministros comparezcan en el Senado para rendir cuentas sobre su gestión. La ministra de Defensa, Margarita Robles, fue la primera en hacerlo, enfrentándose a preguntas sobre la tardanza en la activación de recursos y la falta de respuesta ante las peticiones de los presidentes autonómicos. Robles defendió la actuación del Gobierno, argumentando que las competencias en la gestión de incendios recaen en las comunidades autónomas, aunque reconoció que la situación había sido complicada.
El PP ha insistido en que la falta de coordinación ha sido un factor determinante en la crisis, y ha solicitado que se establezcan criterios claros y objetivos para la movilización de recursos en situaciones de emergencia. Esta demanda ha sido respaldada por varios presidentes autonómicos, quienes han expresado su frustración por la falta de apoyo en momentos críticos. La descoordinación entre administraciones ha sido un tema recurrente en las críticas al Gobierno, que ha sido acusado de no actuar con la rapidez necesaria para mitigar los efectos de los incendios.
En este contexto, la situación política se complica aún más con la posibilidad de una crisis ministerial. Las tensiones internas en el Gobierno han aumentado, y se especula que Pedro Sánchez podría realizar cambios en su gabinete para abordar las críticas y mejorar la percepción pública de su gestión. La presión del PP y otros partidos de la oposición ha llevado a un clima de incertidumbre, donde cada decisión del Ejecutivo es analizada con lupa.
La comparecencia de los ministros en el Senado no solo se centra en la gestión de los incendios, sino también en la respuesta del Gobierno a otras crisis recientes, como la pandemia y la gestión de recursos en situaciones de emergencia. La oposición ha utilizado estos momentos para cuestionar la capacidad del Gobierno para manejar crisis de gran envergadura, lo que ha llevado a un aumento en la presión política sobre Sánchez.
A medida que el verano llega a su fin, el Gobierno se enfrenta a un doble desafío: gestionar la recuperación de las áreas afectadas por los incendios y abordar las crecientes críticas sobre su gestión. La presión de la oposición, combinada con la necesidad de una respuesta efectiva a las crisis, podría llevar a una reconfiguración del gabinete en un intento por recuperar la confianza del público y mejorar la eficacia en la gestión de emergencias. La situación sigue siendo volátil, y el futuro del Gobierno dependerá de su capacidad para adaptarse a estos desafíos y responder de manera efectiva a las necesidades de la población.