La reciente polémica sobre las pulseras antimaltrato en España ha puesto de relieve serias preocupaciones sobre la eficacia de los sistemas de protección para las víctimas de violencia de género. La eurodiputada del Partido Popular, Rosa Estarás, ha elevado una pregunta a la Comisión Europea en respuesta a los «graves fallos» que ha sufrido este sistema, que se ha prolongado durante al menos ocho meses tras un cambio en la empresa encargada del servicio. Este hecho ha dejado a numerosas víctimas en una situación de riesgo, lo que ha suscitado críticas tanto a nivel nacional como europeo.
### Fallos en el sistema de pulseras antimaltrato
Las pulseras antimaltrato están diseñadas para proteger a las víctimas de violencia de género al permitir un seguimiento constante de los agresores. Sin embargo, según el Partido Popular, diversos juzgados han recibido notificaciones que indican que no era posible instalar nuevos dispositivos ni sustituir los defectuosos. Esto ha llevado a que muchas víctimas se encuentren desprotegidas, lo que ha resultado en sobreseimientos provisionales y absoluciones de maltratadores, según ha reconocido la propia Fiscalía.
La eurodiputada Estarás ha expresado su preocupación por la falta de protección a las víctimas, señalando que «no pueden quedar desprotegidas por negligencia en la gestión de un contrato público». Esta situación ha llevado a cuestionar la responsabilidad del Gobierno español y su capacidad para garantizar la seguridad de las víctimas de violencia de género. La eurodiputada ha instado a la Comisión Europea a considerar la apertura de un procedimiento de infracción debido a la indefensión de las víctimas y la posible vulneración de sus derechos bajo el derecho comunitario.
### Implicaciones legales y normativas
El Partido Popular ha argumentado que la situación actual podría haber llevado a España a vulnerar hasta cuatro normas comunitarias. Estas incluyen directivas que obligan a garantizar medidas de protección efectivas para las víctimas de delitos, así como la normativa sobre contratación pública que exige asegurar la continuidad de servicios esenciales. Además, se ha mencionado la Directiva que regula la lucha contra la violencia hacia las mujeres y la violencia doméstica, que actualmente se encuentra en fase de trasposición.
Estarás ha subrayado que si las pulseras estaban vinculadas a órdenes de alejamiento u otras medidas cautelares, la incapacidad del sistema para garantizar el seguimiento real del agresor podría haber dejado sin efecto práctico la protección transfronteriza que garantiza la Orden Europea de Protección (OEP). Esto erosiona la confianza mutua entre los socios europeos, un principio que es esencial para el espacio de libertad, seguridad y justicia que se establece en el artículo 67 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
La situación ha generado un debate intenso en el ámbito político, con críticas no solo del Partido Popular, sino también de otros partidos y organizaciones que abogan por una mejor protección de las víctimas de violencia de género. La falta de acción y la gestión ineficaz del sistema han llevado a cuestionar la competencia del Gobierno en la materia, así como su compromiso con la protección de los derechos de las mujeres.
La eurodiputada ha afirmado que es fundamental que el Gobierno español rinda cuentas sobre esta situación y que se tomen medidas inmediatas para corregir los fallos en el sistema de pulseras antimaltrato. La protección de las víctimas debe ser una prioridad, y cualquier negligencia en este sentido no puede ser tolerada. La situación actual no solo afecta a las víctimas en España, sino que también tiene repercusiones en la imagen del país a nivel europeo, donde se espera que se cumplan los estándares de protección de derechos humanos.
En este contexto, la presión sobre el Gobierno para que actúe de manera efectiva y garantice la seguridad de las víctimas de violencia de género es más fuerte que nunca. La situación de las pulseras antimaltrato es un claro ejemplo de cómo la gestión pública puede tener un impacto directo en la vida de las personas más vulnerables, y la necesidad de una respuesta adecuada es urgente.