El terrorismo ha sido una constante en la historia de la humanidad, y cada grupo terrorista tiene su propio contexto, motivaciones y consecuencias. En este sentido, la comparación entre ETA y Hamás ha cobrado relevancia en los últimos tiempos, especialmente en el marco de las declaraciones del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien sugirió que Israel podría aprender de la experiencia española en la lucha contra ETA para enfrentar a Hamás. Sin embargo, esta comparación es compleja y requiere un análisis más profundo.
### Contexto Histórico y Orígenes
ETA, la organización terrorista vasca, fue fundada en 1959 en un contexto de represión bajo la dictadura franquista en España. Su origen estuvo ligado a la lucha por la independencia del País Vasco y la creación de un Estado socialista. Durante sus primeros años, ETA recibió cierta simpatía de sectores democráticos europeos que veían en su lucha una oposición al régimen autoritario. Sin embargo, esta legitimidad se desvaneció tras la Transición española, cuando la violencia de ETA se volvió inaceptable para la sociedad.
Por otro lado, Hamás surgió en 1987 durante la Primera Intifada, en un contexto de creciente descontento entre los palestinos bajo ocupación israelí. A diferencia de ETA, que buscaba la independencia de una región específica, Hamás tiene como objetivo la destrucción del Estado de Israel, lo que añade una dimensión diferente a su lucha. Inicialmente, Israel toleró el crecimiento de Hamás como un contrapeso a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), lo que complicó aún más la situación.
### Diferencias en el Impacto y Estrategias
En términos de impacto, las cifras son reveladoras. ETA dejó un saldo de 853 víctimas mortales a lo largo de sus 44 años de actividad, mientras que Hamás, en un solo día, el 7 de octubre de 2023, mató a 1.195 personas. En toda su historia, se le atribuyen más de 3.000 muertes. Esta diferencia en el número de víctimas es un claro indicador de la magnitud de la violencia ejercida por Hamás en comparación con ETA.
Las estrategias utilizadas por ambos grupos también son notablemente diferentes. ETA se enfocó en asesinatos selectivos, coches bomba y secuestros, siempre dentro de las fronteras españolas y francesas. En contraste, Hamás ha utilizado cohetes lanzados indiscriminadamente contra ciudades israelíes, atentados suicidas y toma de rehenes, lo que refleja una estrategia más agresiva y menos selectiva.
### Apoyos Internacionales y Consecuencias Políticas
El apoyo internacional que han recibido ambos grupos también varía considerablemente. ETA, aunque tuvo simpatías durante el franquismo, perdió cualquier tipo de respaldo tras la llegada de la democracia en España. En cambio, Hamás cuenta con el apoyo de países como Irán, Qatar y Turquía, lo que le permite mantener una estructura de financiación y recursos que complica su aislamiento internacional.
La ideología y los objetivos de ambos grupos son igualmente distintos. Mientras que ETA buscaba la independencia de una región y la creación de un Estado socialista, Hamás proclama la destrucción total de Israel y tiene un componente nacionalista con tintes antisemitas. Esta diferencia fundamental en sus objetivos hace que la comparación entre ambos grupos sea problemática y, en muchos aspectos, inadecuada.
### Reflexiones sobre la Comparación
Las declaraciones de Pedro Sánchez sobre la posibilidad de que Israel aprenda de la experiencia española en la lucha contra ETA han generado un intenso debate. Si bien es cierto que la lucha contra el terrorismo requiere de un enfoque multifacético que incluya seguridad, justicia y diplomacia, la equiparación entre ETA y Hamás puede resultar forzada. Las diferencias en el contexto histórico, las motivaciones y las consecuencias de sus acciones son tan marcadas que cualquier intento de establecer paralelismos debe hacerse con cautela.
La lucha contra el terrorismo es un desafío global que requiere una comprensión profunda de las raíces de cada conflicto. La historia de ETA y Hamás no solo refleja la complejidad del terrorismo, sino también la necesidad de abordar cada situación con un enfoque adaptado a sus particularidades. La violencia y el sufrimiento que ambos grupos han causado son innegables, pero las lecciones que se pueden extraer de sus historias son diversas y deben ser tratadas con el respeto que merecen las víctimas de sus acciones.