Colombia ha sido sacudida por dos ataques devastadores que han dejado al menos 18 muertos y más de 65 heridos, lo que ha llevado al gobierno a intensificar su enfoque en la lucha contra el terrorismo y la violencia armada en el país. Estos incidentes, que han sido atribuidos a grupos disidentes de las FARC y al Clan del Golfo, han generado un clima de preocupación y exigencias de acción contundente por parte de diversos sectores de la sociedad.
Los ataques ocurrieron en diferentes momentos y lugares, el primero en El Chispero, una zona rural de Amalfi, Antioquia, donde un helicóptero de la Policía fue impactado durante una operación de erradicación de cultivos ilícitos, resultando en la muerte de doce policías antinarcóticos. Horas más tarde, en Cali, un camión cargado de explosivos fue detonado cerca de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, causando la muerte de seis personas y dejando 65 heridos, todos civiles que se encontraban en la zona.
El presidente Gustavo Petro ha señalado al Estado Mayor Central (EMC), la principal disidencia de las FARC, como responsable del ataque en Amalfi, mientras que el atentado en Cali ha sido atribuido al Clan del Golfo, una de las organizaciones criminales más poderosas del país. En respuesta a estos actos de violencia, el presidente ha anunciado su intención de declarar a estos grupos como organizaciones terroristas, lo que permitiría al gobierno implementar medidas más severas en su contra.
### Reacciones del Gobierno y la Sociedad
La vicepresidenta Francia Márquez condenó los ataques, calificándolos de actos cobardes y criminales. En su declaración, enfatizó que Colombia merece vivir en paz y que la violencia no puede ser tolerada. La explosión en Cali no solo causó pérdidas humanas, sino que también dejó una considerable destrucción en una de las avenidas más transitadas de la ciudad, lo que ha generado un clamor por una respuesta efectiva del gobierno.
Las autoridades han confirmado la detención de un sospechoso en el lugar del atentado en Cali, identificado como alias Sebastián, quien supuestamente pertenece a las disidencias de las FARC. Esta captura ha sido vista como un primer paso hacia la identificación y desarticulación de las estructuras criminales que operan en el país. Sin embargo, el presidente Petro ha enfrentado críticas por el aumento de la violencia durante su mandato, lo que ha llevado a un llamado a la acción por parte de exmandatarios y líderes políticos.
El expresidente Iván Duque ha expresado que Colombia no puede permitir que el terrorismo vuelva a dominar su destino, instando a una mayor presencia de la autoridad y un gobierno firme contra la violencia. Por su parte, Juan Manuel Santos, otro exmandatario, ha subrayado la necesidad de una política de seguridad efectiva, argumentando que las Fuerzas Armadas requieren liderazgo y recursos para enfrentar la situación actual.
### La Comunidad Internacional y el Llamado a la Justicia
El ataque en Cali ha atraído la atención de la comunidad internacional, con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia condenando el ataque y llamando al Estado a atender a las víctimas y a realizar investigaciones exhaustivas para garantizar justicia. Este tipo de pronunciamientos subraya la importancia de la colaboración internacional en la lucha contra el terrorismo y la violencia en Colombia.
Además, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, también expresó sus condolencias a las familias afectadas y al pueblo colombiano, lo que refleja la preocupación regional por la estabilidad y la seguridad en Colombia. La situación actual ha puesto de manifiesto la necesidad de un enfoque integral que no solo aborde la violencia inmediata, sino que también busque soluciones a largo plazo para las causas subyacentes del conflicto.
La escalada de violencia en Colombia es un recordatorio de los desafíos persistentes que enfrenta el país en su camino hacia la paz y la estabilidad. La respuesta del gobierno, junto con el apoyo de la comunidad internacional y la sociedad civil, será crucial para determinar el futuro de la seguridad en Colombia y la protección de sus ciudadanos frente a la amenaza del terrorismo y la criminalidad organizada.