La Comisión Europea ha presentado una propuesta de presupuesto que marca un hito en la historia de la Unión Europea, con un gasto proyectado de 1,8 billones de euros para el periodo 2028-2034. Esta cifra representa un aumento significativo en comparación con el presupuesto actual, que se sitúa en el 1,13 % del ingreso nacional bruto de la UE. La nueva propuesta, que se espera que genere intensas negociaciones entre los Estados miembros, busca no solo aumentar la capacidad de defensa del bloque, sino también adaptarse a las cambiantes necesidades de seguridad y estabilidad en Europa.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha destacado que este presupuesto es más estratégico, flexible y transparente, lo que permitirá a la UE invertir en su independencia y capacidad de respuesta ante crisis. El comisario europeo de Presupuesto, Piotr Serafin, ha enfatizado la importancia de inyectar flexibilidad en el marco a largo plazo de la Unión, permitiendo así una mejor adaptación a prioridades cambiantes y situaciones inesperadas.
La propuesta de presupuesto se divide en cuatro partidas principales, lo que representa una simplificación respecto a la estructura anterior de siete partidas. La primera partida, que incluye fondos de cohesión, migración y la Política Agraria Común (PAC), contará con 865.000 millones de euros. Sin embargo, se prevé una reducción significativa en la asignación para el sector agrícola, que pasará de 378.000 millones a 300.000 millones de euros.
Un aspecto destacado de esta propuesta es el aumento del gasto en defensa, que se multiplicará por cinco. Este incremento es parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer la competitividad de la UE en áreas estratégicas como la tecnología, la transición verde y la descarbonización de la industria. Además, las políticas exteriores recibirán un aumento del 75 % en comparación con el presupuesto actual, lo que refleja la intención de la UE de invertir en su estabilidad y prosperidad a largo plazo.
Para financiar este ambicioso presupuesto, la Comisión Europea ha propuesto aumentar las tasas sobre residuos eléctricos no recogidos y tabaco, así como implementar un impuesto anual a las empresas que facturen más de 100 millones de euros dentro de la UE. Estas medidas buscan reembolsar la deuda común adquirida durante la pandemia, aliviando así la carga sobre los Estados miembros.
Sin embargo, la propuesta enfrenta desafíos significativos. El Gobierno alemán ha expresado su rechazo a la idea de un aumento global del presupuesto de la UE, argumentando que en un momento en que todos los Estados miembros están haciendo esfuerzos para consolidar sus propios presupuestos nacionales, no se puede aceptar un incremento en las contribuciones. El canciller Friedrich Merz ha dejado claro que Alemania no apoyará la propuesta en su forma actual, lo que plantea dudas sobre la viabilidad de alcanzar un consenso entre los 27 Estados miembros.
Las negociaciones para cerrar el presupuesto final se extenderán durante los próximos dos años, y se requerirá la unanimidad de todos los Gobiernos de la UE. La Eurocámara ha advertido que la propuesta actual es insuficiente para afrontar los desafíos que enfrenta Europa, lo que sugiere que las discusiones serán complejas y podrían dar lugar a ajustes significativos antes de que se alcance un acuerdo final.
En este contexto, el futuro del presupuesto de la UE y su capacidad para abordar las necesidades de defensa y seguridad del continente se presenta como un tema crucial. La propuesta de la Comisión Europea no solo busca fortalecer la defensa, sino también garantizar que la UE esté preparada para enfrentar los retos del futuro, desde la migración hasta la estabilidad económica y política en la región. A medida que las negociaciones avanzan, será fundamental observar cómo se desarrollan las dinámicas entre los Estados miembros y qué compromisos se alcanzan para asegurar un presupuesto que refleje las prioridades y necesidades de todos los países de la Unión.