Un reciente informe ha revelado la dura realidad que enfrentaron miles de mujeres solteras en los Países Bajos entre 1956 y 1984, quienes fueron obligadas a entregar a sus hijos en adopción. Este estudio, encargado por el Gobierno neerlandés, ha puesto de manifiesto los «daños graves» que estas mujeres sufrieron, así como la falta de voz y control sobre sus propias vidas y maternidad. Se estima que entre 13.000 y 14.000 mujeres se vieron forzadas a entregar a sus bebés, presionadas por normas sociales y por instituciones que consideraban la maternidad fuera del matrimonio como un acto irresponsable.
La Comisión de Investigación sobre Entrega Voluntaria y Adopción Nacional (CBAA), creada en 2022, ha sido la encargada de llevar a cabo esta investigación. En su informe titulado «Daño por la vergüenza» («Schade door Schande»), se destaca que las decisiones tomadas en ese periodo no fueron realmente voluntarias. Las mujeres embarazadas, muchas de ellas jóvenes y solteras, enfrentaron una presión social abrumadora que las llevó a renunciar a sus derechos como madres. La CBAA ha recopilado testimonios de más de 200 hijos adoptivos, alrededor de 50 madres biológicas y 15 padres adoptivos, lo que ha permitido una comprensión más profunda de las consecuencias psicológicas y emocionales que estas experiencias han dejado en todos los involucrados.
### Consecuencias Psicológicas y Sociales
El informe revela que tanto las madres biológicas como los hijos adoptados han sufrido problemas psicológicos significativos. Las madres, a menudo, experimentan sentimientos de culpa y vergüenza que persisten incluso en la vejez. Muchos de estos sentimientos están relacionados con la percepción de haber fallado en su papel como madres, lo que ha llevado a relaciones familiares rotas y un dolor emocional duradero. Por otro lado, los hijos adoptados han crecido con una sensación de no tener derecho a existir, un sentimiento que no desaparece con el tiempo, incluso cuando comprenden las razones detrás de su adopción.
La CBAA ha señalado que la presión también provenía del ámbito psiquiátrico, donde estar embarazada sin estar casada era visto como una desviación o patología. Esta estigmatización contribuyó a la idea de que estas mujeres no eran capaces de criar a sus hijos adecuadamente. El informe destaca que, en muchos casos, los niños adoptados no lograron tener un hogar estable y pasaron períodos prolongados en instituciones, lo que afectó su desarrollo emocional y social.
Para abordar estas cuestiones, la CBAA ha propuesto que las madres tengan acceso a servicios de salud mental y apoyo profesional. Además, se sugiere que los hijos adoptados reciban asistencia en la búsqueda de información sobre su origen, lo que podría ayudarles a sanar y entender mejor su historia personal. La falta de reconocimiento y apoyo ha sido un tema recurrente en los testimonios recopilados, y es fundamental que se tomen medidas para rectificar esta situación.
### Reconocimiento y Reparación
El informe también hace un llamado a que se reconozca oficialmente el sufrimiento de estas mujeres y sus hijos. Se propone incluir estos eventos en el «Canon de Países Bajos», una lista oficial de acontecimientos significativos en la historia nacional. Esta inclusión no solo serviría como un reconocimiento de las injusticias pasadas, sino que también permitiría que las futuras generaciones comprendan las profundas consecuencias sociales y personales de estas políticas de adopción forzada.
A pesar de los hallazgos del informe, el camino hacia la reparación ha sido complicado. Un caso reciente llevado ante los tribunales por una de las víctimas fue desestimado, ya que la Corte de apelación de La Haya dictaminó que el Estado no podía ser considerado responsable del sufrimiento causado a estas madres debido a que el caso había prescrito. Esta decisión ha generado un debate sobre la responsabilidad del Estado en la protección de los derechos de las mujeres y la necesidad de reconocer el daño infligido por políticas pasadas.
Los autores del informe advierten sobre la importancia de no imponer ideas sobre lo que constituye una buena vida a otras personas sin darles la oportunidad de expresarse. Este llamado a la reflexión es crucial para evitar que se repitan errores del pasado y para garantizar que las voces de las mujeres y sus hijos sean escuchadas y respetadas en el futuro. La historia de estas madres solteras y sus hijos es un recordatorio de la necesidad de un enfoque más humano y comprensivo hacia la maternidad y la adopción, donde el bienestar de todos los involucrados sea la prioridad.