La reciente tregua de 90 días entre Estados Unidos y la Unión Europea en el marco de la guerra comercial ha generado una mezcla de esperanza y preocupación en Galicia, especialmente entre los sectores más afectados por los aranceles. La incertidumbre es palpable, y así lo expresa Andrés Rodríguez, presidente del Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga), quien señala que la situación actual es un reflejo de la inestabilidad que caracteriza a la administración de Donald Trump. Las empresas gallegas, que han visto cómo sus exportaciones se ven amenazadas por un recargo del 10%, están en un estado de alerta constante, con compradores que paralizan sus decisiones por miedo y otros que intentan acelerar sus ventas antes de que la situación empeore.
La cumbre celebrada recientemente en la sede del Consello Económico e Social reunió a 24 organizaciones y entidades, incluyendo representantes de la industria alimentaria, renovables, metal, textil y otros sectores clave de la economía gallega. Durante el encuentro, se discutió la necesidad de fortalecer la colaboración público-privada y de implementar medidas que ayuden a mitigar el impacto de los aranceles en las exportaciones. A pesar de que Estados Unidos representa solo el 2,6% de las ventas internacionales de las empresas gallegas, la preocupación es mayor en sectores específicos, como la cadena mar-industria, que ha visto un crecimiento significativo en sus ventas al país norteamericano.
En 2024, las empresas españolas del sector mar-industrial facturaron cerca de 300 millones de euros en Estados Unidos, un mercado que ha mostrado un crecimiento superior al 10% en volumen en comparación con el año anterior. Roberto Alonso, secretario general de Anfaco-Cecopesca, destaca que, aunque el flujo de exportaciones hacia Estados Unidos no representa una gran parte del total, hay empresas que dependen en gran medida de este mercado, con hasta el 40% de sus exportaciones dirigidas allí. La reunión fue considerada esencial para abordar la situación económica y arancelaria anómala que enfrentan las empresas gallegas.
Mientras los conselleiros de Economía, Facenda, Medio Rural y Mar se reunían con los representantes empresariales, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, anunció la creación de una línea de circulante destinada a minimizar el impacto de la reducción de ventas al exterior. Esta medida se implementará en caso de que Estados Unidos decida reactivar sus planes de gravar las exportaciones europeas con un 20% adicional. La administración autonómica también ofrecerá asistencia técnica para ayudar a las empresas a diversificar sus mercados, especialmente aquellas que tienen una alta concentración de exportaciones hacia Estados Unidos.
La línea de préstamos, que se adaptará a las necesidades actuales, contará con un importe inicial de 50 millones de euros, con la posibilidad de ampliarse. Cada solicitud podrá alcanzar hasta un millón de euros, con un periodo de carencia de cuatro años, el doble de lo habitual. Esta medida busca ofrecer un alivio temporal a las empresas que enfrentan dificultades debido a la incertidumbre en el comercio internacional. Además, se planean seminarios específicos para cada sector, que comenzarán después de la Semana Santa, con el objetivo de evaluar las oportunidades que surgen de las nuevas ayudas y avales disponibles.
El sector del metal, que representa más de un tercio de las exportaciones gallegas a Estados Unidos, también se encuentra en una situación delicada. Justo Sierra, presidente de Asime, señala que muchas empresas gallegas trabajan para otras que exportan a Estados Unidos, lo que complica la medición del impacto real de los aranceles. La preocupación por la exportación indirecta es alta, ya que muchas de estas empresas dependen de la cadena de suministro que conecta con el mercado estadounidense.
Sierra enfatiza la importancia de las ayudas vinculadas a la financiación del circulante y los seguros de crédito a la exportación, que están siendo diversificados hacia otros países para permitir a las empresas gallegas diversificar sus mercados. La confianza de inversores y consumidores se ve afectada por la situación actual, y es crucial implementar medidas que generen estabilidad y tranquilidad en el entorno económico.
Roberto Alonso también advierte sobre los efectos colaterales de la guerra comercial, no solo en términos de las exportaciones desde otros países que podrían estar originadas en España, sino también en la competencia que podrían representar los productores del sudeste asiático si deciden buscar el mercado europeo como alternativa a Estados Unidos. La situación es dinámica y requiere una atención constante, ya que las negociaciones y las decisiones políticas pueden cambiar rápidamente el panorama comercial para las empresas gallegas.