La tercera ronda de A Coruña, oficialmente conocida como ronda del Real Club Deportivo de A Coruña, ha cumplido diez años desde su apertura al tráfico. Este vial, que se extiende por 13 kilómetros y conecta diversas áreas de la ciudad, fue concebido como una solución para descongestionar el tráfico en Alfonso Molina y mejorar la circulación en el área metropolitana. Sin embargo, a pesar de su inauguración hace una década, la funcionalidad de la tercera ronda se ha visto limitada por la falta de conexiones y el retraso en la finalización de proyectos complementarios.
La historia de la tercera ronda comienza mucho antes de su apertura. Aunque se inauguró en 2015, su planificación se remonta a 25 años atrás. Durante este tiempo, se han realizado esfuerzos significativos para construir un vial que facilite el acceso a la ciudad desde la Autovía del Noroeste, con entradas en puntos estratégicos como Cuatro Caminos y Pavo Real. El ingeniero Carlos Nárdiz, profesor de Urbanística y Ordenación del Territorio, destaca que, aunque la tercera ronda ha logrado acercar la ciudad al aeropuerto y generar tráfico en áreas periféricas, su impacto en la descongestión de Alfonso Molina ha sido limitado.
Desde su apertura, la tercera ronda ha permitido un acceso más rápido al aeropuerto, reduciendo el tiempo de viaje a aproximadamente diez minutos desde el centro de la ciudad. Además, ha facilitado la entrada a A Coruña desde municipios cercanos como Culleredo y Arteixo, así como el acceso a zonas industriales clave como Agrela y Pocomaco. Sin embargo, Nárdiz señala que la vía ha funcionado más como un corredor interno que como una solución integral para el tráfico metropolitano.
A pesar de su importancia, la tercera ronda ha permanecido incompleta desde su inauguración. En 2015, cuando se abrió al tráfico, aún quedaban seis conexiones por finalizar, incluyendo enlaces cruciales entre las avenidas de Glasgow y Picasso, así como la circunvalación de Mesoiro. Estas conexiones son esenciales para que la tercera ronda cumpla con su propósito original de descongestionar el tráfico en Alfonso Molina y mejorar la movilidad en la región.
Uno de los proyectos más esperados es el vial 18, que conectará la autovía AC-14 con la autopista AP-9 en A Zapateira. Este proyecto ha enfrentado múltiples retrasos, incluyendo la necesidad de reiniciar su tramitación en 2017 debido a errores administrativos. La finalización del vial 18 es vista como crucial para permitir que los vehículos que actualmente deben desembocar en Alfonso Molina puedan desviarse hacia la tercera ronda, mejorando así la fluidez del tráfico en la ciudad.
El concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego, ha expresado que, aunque la tercera ronda ha traído beneficios como la simplificación del acceso al aeropuerto y la mejora de la fluidez en la zona de Ledoño, aún queda mucho por hacer. Según él, la infraestructura ha quedado lejos de las expectativas iniciales de ocupación y funcionalidad. Díaz Gallego también ha señalado la necesidad de plantear una «humanización» del entorno inmediato de la tercera ronda, buscando una imagen más urbana y accesible para los ciudadanos.
En resumen, la tercera ronda de A Coruña ha cumplido diez años de existencia, pero su desarrollo ha estado marcado por la incompletitud y la falta de conexiones necesarias para cumplir su función de manera efectiva. A medida que se avanza en la planificación y ejecución de proyectos complementarios como el vial 18, la esperanza es que la tercera ronda pueda finalmente alcanzar su potencial como una arteria vital para la movilidad en A Coruña y sus alrededores.