La urbanización de Bañobre, que comenzó su construcción en 2008, es un claro ejemplo de cómo el sector inmobiliario puede resurgir tras una crisis. En Miño, un municipio que había sido un símbolo del colapso del ladrillo, ahora se observa un renovado interés por parte de los inversores. Las estructuras inacabadas de Bañobre, que en su momento fueron promocionadas como apartamentos de lujo, están volviendo a la vida después de casi dos décadas de abandono. Estas edificaciones, que alguna vez interrumpieron el paisaje de Miño, han pasado a ser propiedad de la Sareb y han sido adquiridas recientemente por una promotora local que está trabajando para finalizar la construcción.
Otro ejemplo del renacer inmobiliario en Miño es un edificio a medio construir en la calle Pardiñeira, que ha sido un motivo de queja constante para los residentes de la zona durante los últimos quince años. Este bloque, que consta de cuatro plantas y 14 viviendas, también ha sido adquirido por una promotora que ya cuenta con la licencia necesaria para completar la obra. Estas iniciativas son solo dos de las muchas que están marcando el regreso de la construcción en un municipio que había tocado fondo debido a las irregularidades en el desarrollo de Costa Miño Golf.
La reactivación de la construcción no se limita a estos proyectos. Las grúas han regresado a Costa Miño, donde se están llevando a cabo nuevas promociones que están alcanzando precios similares a los que se registraban antes de la crisis. El Concello ha otorgado licencias para la primera fase de la urbanización, lo que permitirá finalizar los últimos esqueletos de este macrocomplejo residencial. Este resurgimiento es un indicativo de que el sector inmobiliario en Miño está recuperando su vitalidad, lo que podría tener un impacto significativo en la economía local.
Además de las promociones que estaban paralizadas, también se están revitalizando solares que habían estado desatendidos durante años. Uno de estos solares, que ya cuenta con licencia, permitirá mejorar los accesos de dos calles que actualmente no tienen salida en el centro del municipio. Este tipo de proyectos no solo contribuyen a la reactivación del sector, sino que también mejoran la infraestructura urbana y la calidad de vida de los residentes.
En la calle Extremeiro, a pie de la playa Grande, se están construyendo tres bloques de apartamentos vacacionales, lo que refleja un creciente interés por el turismo en la zona. Asimismo, se está diseñando una urbanización que transformará la entrada del pueblo: Monte Piñeiro, que promete ser un proyecto emblemático para Miño. El Ayuntamiento ha expresado su satisfacción por este renacer urbanístico, que ha tenido un impacto notable en el padrón municipal, ya que el municipio ha liderado el crecimiento poblacional en la comarca en los últimos años, superando los 7,100 habitantes.
El Concello, que ha experimentado las consecuencias más duras de la especulación inmobiliaria, está ahora enfocado en acompañar este crecimiento con la mejora de los servicios públicos. La reactivación del sector inmobiliario no solo representa una oportunidad económica, sino que también plantea desafíos en términos de planificación urbana y sostenibilidad. Es fundamental que el crecimiento de la construcción vaya de la mano con el desarrollo de infraestructuras adecuadas y servicios que respondan a las necesidades de la población.
La historia de Miño es un recordatorio de cómo el sector inmobiliario puede recuperarse tras una crisis devastadora. La transformación de los esqueletos de Bañobre y otros proyectos en curso son ejemplos de cómo la inversión y la planificación adecuada pueden revitalizar un área que había sido golpeada por la burbuja inmobiliaria. A medida que el interés por la construcción y el desarrollo urbano continúa creciendo, Miño se posiciona como un lugar atractivo tanto para los inversores como para los nuevos residentes que buscan un hogar en un entorno en evolución.
Con la llegada de nuevas promociones y la reactivación de proyectos olvidados, Miño está en camino de convertirse en un referente en el mercado inmobiliario de la región. La combinación de un entorno natural privilegiado, una creciente población y un renovado interés por la inversión inmobiliaria sugiere que el futuro de este municipio es prometedor. La clave estará en cómo se gestionen estos cambios para asegurar un desarrollo equilibrado y sostenible que beneficie a todos los habitantes de Miño.