La vida puede cambiar en un instante, y para Ángel Lorenzo y Patricia Barreiro, esta realidad se hizo palpable tras sufrir sendos ictus. Ambos comparten sus experiencias y el camino hacia la recuperación, destacando la importancia de la rehabilitación y el apoyo emocional en el proceso.
**Un Viaje de Recuperación**
Ángel, un biólogo de 51 años, recuerda con claridad el día en que su vida dio un giro inesperado. Mientras se ejercitaba en el gimnasio, sufrió un ictus isquémico que lo llevó a perder temporalmente la capacidad de comunicarse. «Cuando caí al suelo, me di cuenta de que no podía contestar a las preguntas de la gente. Era consciente de que el lenguaje me fallaba», relata. Afortunadamente, su condición física previa y la rapidez de la atención médica jugaron a su favor.
La rehabilitación fue un proceso arduo. Ángel enfatiza la importancia de comenzar la terapia logopédica lo antes posible. «Los neurólogos nos dijeron que era crucial iniciar la rehabilitación rápidamente», explica. A pesar de la espera de dos meses para una cita en el Hospital de Oza, Ángel no se rindió. Optó por buscar ayuda en clínicas privadas y en la asociación Dano Cerebral A Coruña (Adaceco), donde continúa su tratamiento.
«Al principio, montar las frases y transmitir lo que quería decir era muy difícil. Recuerdo que en las primeras sesiones, me pedían que dijera nombres de animales y solo podía mencionar tres. Ahora puedo hablar sin parar durante 60 segundos», comparte con orgullo. Su actitud positiva y el apoyo de su familia han sido fundamentales en su proceso de recuperación.
**Desafíos y Nuevas Perspectivas**
Por otro lado, Patricia Barreiro, de 48 años, también ha enfrentado su propia batalla tras sufrir un ictus hace un año. Su esposo, Álex Suárez, ha sido su principal apoyo durante este difícil proceso. Patricia recuerda el momento en que sufrió el ictus: «Me levanté para ir al baño y me caí. No recuerdo nada de la caída, pero sí que después no podía hablar ni moverme bien».
La rapidez con la que su esposo actuó fue crucial. Álex llamó a emergencias y, en poco tiempo, Patricia fue trasladada al hospital. Tras una intervención quirúrgica, pasó varios días en la UCI, pero su recuperación ha sido un camino lleno de obstáculos. «Aunque me siento afortunada de estar aquí, anímicamente lo llevo mal. Mi vida ha cambiado por completo», confiesa Patricia.
A pesar de haber sido una persona activa y deportista, Patricia ha tenido que lidiar con el miedo y la ansiedad que le ha dejado el ictus. «No he vuelto a hacer nada de deporte porque mi cabeza no me lo permite. A veces, pienso que podría hacerlo físicamente, pero me siento incapaz», explica.
Ambos, Ángel y Patricia, han encontrado en la rehabilitación y el apoyo de organizaciones como Adaceco un camino hacia la recuperación. Patricia destaca que, tras recibir el alta, se dio cuenta de que necesitaba más apoyo psicológico, lo que la llevó a buscar ayuda en Adaceco, donde ha encontrado un espacio de contención y acompañamiento.
**La Importancia del Apoyo Emocional**
La experiencia de Ángel y Patricia pone de manifiesto la importancia del apoyo emocional en el proceso de recuperación tras un ictus. Ambos coinciden en que, aunque las secuelas físicas pueden ser visibles o invisibles, el impacto emocional es profundo.
«Mis secuelas no son evidentes, pero yo sé que están ahí. A veces, la gente me dice que estoy fenomenal, pero no soy la misma de antes», reflexiona Patricia. Esta percepción de normalidad por parte de los demás puede ser frustrante para quienes enfrentan desafíos invisibles.
La lucha de Ángel y Patricia también resalta la necesidad de una mayor concienciación sobre el daño cerebral adquirido y la importancia de buscar ayuda. Ángel, en el marco del Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido, hace un llamado a quienes atraviesan situaciones similares: «Cuando pasa algo así, hay que buscar ayuda. Encontrar entidades como Adaceco es genial».
**Actividades y Reivindicaciones**
En el contexto del Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido, la Federación Dano Cerebral Galicia y sus entidades, como Adaceco, han organizado actividades para sensibilizar sobre esta condición. Las actividades incluyen deporte adaptado, astronomía, música y la lectura de un manifiesto que reivindica un código diagnóstico de daño cerebral adquirido al alta hospitalaria.
«Las personas con daño cerebral adquirido ingresan en el hospital por diversas causas, pero al recibir el alta, no siempre se les identifica como tales, lo que complica el acceso a recursos adecuados», explican desde la federación.
La jornada se celebrará en María Pita, donde se espera que la comunidad se una para apoyar a quienes han sufrido un daño cerebral y para abogar por mejores recursos y atención.
La historia de Ángel y Patricia es un testimonio de resiliencia y esperanza. A pesar de los desafíos, ambos continúan luchando por su recuperación y por crear conciencia sobre el daño cerebral adquirido. Su experiencia resalta la importancia de la atención médica oportuna, la rehabilitación y el apoyo emocional en el camino hacia la recuperación.
