El reciente intento de OPA hostil de BBVA sobre Banco Sabadell ha dejado una huella significativa en el panorama financiero español, aunque no ha logrado alterar de manera drástica la estructura del sector. La aceptación de la oferta por solo el 25,33% del capital social de Sabadell ha mantenido el statu quo, donde tres grandes bancos —Banco Santander, BBVA y Caixabank— controlan el 65% del mercado. Esta situación plantea interrogantes sobre el futuro de la concentración bancaria en España y las estrategias que adoptarán las entidades en un entorno cada vez más competitivo.
La OPA fallida ha beneficiado indirectamente a Banco Santander, que ha reforzado su posición al adquirir la filial británica de Sabadell, TSB. Con activos que ascienden a 1,8 billones de euros, Santander se posiciona como el cuarto banco europeo, gestionando el doble que BBVA, que cuenta con 776.974 millones. Ante este escenario, Banco Sabadell se ve obligado a buscar alternativas para crecer, ya sea a través de fusiones con entidades medianas como Unicaja, Abanca, Ibercaja o Kutxabank, o incluso explorando oportunidades fuera de España.
La reciente OPA de BBVA no solo ha sido un intento de consolidación, sino que también ha marcado un cambio en la lógica del sector. En lugar de buscar salvar entidades en crisis, como ocurrió en fases anteriores, ahora se trata de aprovechar un ciclo de beneficios históricos y un exceso de capital. La banca europea se enfrenta a la necesidad de ganar tamaño en un contexto global donde los gigantes estadounidenses y chinos dominan el mercado, así como ante la creciente competencia de bancos digitales como Revolut y N26.
### La Evolución del Sector Bancario Español
Desde la crisis financiera de 2008, el sistema bancario español ha pasado por diversas fases de consolidación. La primera etapa, que se extendió desde 2009 hasta 2017, estuvo marcada por rescates y absorciones de entidades en dificultades, como Banco Popular y Caja Castilla-La Mancha. Esta fase tuvo un alto coste para las arcas públicas y dejó una huella profunda en la percepción del sector.
Posteriormente, entre 2020 y 2021, se produjo una segunda etapa en la que bancos más sólidos optaron por fusionarse para enfrentar un entorno adverso caracterizado por tipos de interés bajos e incertidumbre política. Ejemplos de esto son las fusiones de CaixaBank con Bankia y Unicaja con Liberbank. Sin embargo, a partir de 2024, el sector ha comenzado a experimentar una nueva ola de operaciones motivadas por resultados positivos, siendo la OPA de BBVA sobre Sabadell la primera gran manifestación de esta fase de concentración.
El año pasado, las entidades bancarias españolas registraron un beneficio récord de 33.246 millones de euros, un 36% más que en 2023 y superando incluso los máximos alcanzados en 2007. A nivel global, las ganancias del sector superaron los 37.600 millones, con una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) del 14,1%. Esta mejora en los resultados ha permitido a los bancos acumular capital, reforzar su solvencia y devolver atractivo a sus cotizaciones en bolsa, que habían sido muy castigadas durante la década anterior.
### Desafíos y Oportunidades en la Concentración Bancaria
La concentración bancaria en España ha alcanz niveles sin precedentes, con un índice Herfindahl que se situó en 1.296 en 2024, según el Banco Central Europeo. Este índice, aunque no indica un monopolio, está muy por encima de los niveles previos a la crisis. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) estima que si la fusión entre BBVA y Sabadell hubiera prosperado, el índice habría alcanzado 1.408, lo que podría haber generado preocupaciones en términos de competencia, especialmente en regiones como Cataluña y en el segmento del crédito a pymes.
Tras su desinversión en el Reino Unido, Banco Sabadell se encuentra en una encrucijada y podría verse obligado a explorar alianzas estratégicas para aumentar su tamaño y rentabilidad. Nombres como Abanca y Unicaja están en el horizonte, aunque la influencia de las fundaciones en estas entidades puede complicar el proceso. Por ejemplo, en Unicaja, las fundaciones poseen el 36% de las acciones, lo que limita la flexibilidad en la toma de decisiones.
Por su parte, BBVA deberá reorientar su estrategia tras el fracaso de la OPA y buscar oportunidades más allá de las fronteras españolas. Supervisores como el BCE han estado presionando para fomentar fusiones transnacionales, pero la falta de sinergias y la resistencia cultural entre las entidades dificultan esta estrategia. Además, los gobiernos suelen ver la banca como un sector estratégico, lo que complica aún más la posibilidad de fusiones internacionales.
En resumen, el sector bancario español se encuentra en un momento crucial. La OPA fallida de BBVA sobre Banco Sabadell no solo ha mantenido el statu quo, sino que también ha abierto la puerta a nuevas oportunidades de consolidación y crecimiento en un entorno cada vez más competitivo.