La noticia del fallecimiento de Miguel Ángel Russo, a los 69 años, ha conmocionado al mundo del fútbol. Este destacado entrenador argentino dejó una huella imborrable en la historia del deporte, no solo por sus logros en el campo, sino también por su valentía y dedicación a lo largo de su carrera. Desde sus inicios como jugador hasta su trayectoria como entrenador, Russo se convirtió en un referente del fútbol latinoamericano, siendo un símbolo de perseverancia y pasión por el juego.
**Un viaje desde el campo de juego hasta el banquillo**
Nacido el 9 de abril de 1956 en Lanús, provincia de Buenos Aires, Miguel Ángel Russo inició su carrera futbolística en Estudiantes de La Plata, donde se destacó como mediocampista. A lo largo de catorce temporadas, jugó 420 partidos y anotó 11 goles, convirtiéndose en un jugador emblemático del club. Bajo la dirección de entrenadores como Carlos Bilardo, Russo contribuyó a la conquista del Campeonato Metropolitano en 1982 y del Nacional en 1983. Su paso por la selección argentina, donde disputó 17 partidos entre 1983 y 1985, también marcó su carrera como futbolista.
Tras su retiro en 1989, Russo dio el salto al banquillo, comenzando su carrera como entrenador en su club natal, Lanús. Su capacidad para formar y dirigir equipos lo llevó a ascender al club a la Primera División en dos ocasiones. En 1994, regresó a Estudiantes de La Plata, donde consolidó su reputación como un formador de talento y constructor de equipos competitivos. Su carrera internacional comenzó en 1996 con Universidad de Chile, donde alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores, un hito que lo catapultó a la escena internacional.
**Un entrenador de éxito en múltiples ligas**
A lo largo de su carrera, Miguel Ángel Russo dirigió a 16 clubes en ocho países, incluyendo a Vélez Sarsfield, Racing Club, San Lorenzo, y equipos en Colombia, México, Perú y Paraguay. Su paso más destacado por el fútbol argentino fue en Boca Juniors, donde asumió la dirección técnica en 2007. En su primera temporada, llevó al equipo a conquistar la Copa Libertadores, el título más prestigioso del continente, con una victoria aplastante sobre Gremio en la final.
Sin embargo, su vida no estuvo exenta de desafíos. En 2017, mientras dirigía a Millonarios en Colombia, fue diagnosticado con cáncer de próstata. A pesar de su enfermedad, continuó dirigiendo y logró llevar al equipo a ganar la Liga después de cinco años de sequía, convirtiéndose en un símbolo de fortaleza y compromiso para sus jugadores y aficionados. Su frase «Con amor todo se cura» resonó en el corazón de muchos, reflejando su espíritu indomable.
Después de recuperarse, Russo continuó su carrera en Alianza Lima y Cerro Porteño, antes de regresar a Boca Juniors en 2020. Durante su segunda etapa, logró conquistar dos títulos nacionales: la Superliga Argentina 2019-20 y la Copa de la Liga Profesional 2020. Su capacidad para adaptarse y superar adversidades fue un rasgo distintivo de su carrera.
En 2023, Russo volvió a Rosario Central, donde obtuvo la Copa de la Liga y fue reconocido como el mejor entrenador del fútbol argentino. Sin embargo, su salud continuó deteriorándose, lo que lo llevó a renunciar a su cargo en agosto de 2024. A pesar de las complicaciones, su amor por el fútbol nunca disminuyó, y en sus últimos días, asumió la dirección de San Lorenzo, donde continuó dejando su marca en el deporte.
**Un legado imborrable**
La última etapa de su carrera en Boca Juniors comenzó en junio de 2025, donde, a pesar de enfrentar nuevos problemas de salud, se mantuvo firme en su compromiso con el equipo. En sus cuatro meses al mando, acumuló cuatro victorias, siete empates y cuatro derrotas, demostrando que su pasión por el fútbol seguía intacta. Su último partido fue un empate 2-2 contra Central Córdoba, donde, a pesar de su estado de salud, permaneció en el banquillo, mostrando su dedicación hasta el final.
Miguel Ángel Russo no solo será recordado por sus logros en el campo, sino también por su espíritu indomable y su amor por el fútbol. Su legado perdurará en la memoria de los aficionados y en la historia del deporte, sirviendo como inspiración para futuras generaciones de futbolistas y entrenadores. Su vida y carrera son un testimonio de que la pasión y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo, dejando una huella imborrable en el corazón de quienes lo conocieron y admiraron.