Inditex, el gigante textil con sede en Galicia, ha presentado resultados financieros del primer semestre de 2025 que, aunque históricos, reflejan una desaceleración en su crecimiento. La compañía, que se ha consolidado como la mayor empresa española por capitalización bursátil, reportó un beneficio neto de 2.791 millones de euros, un incremento del 1,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior. La facturación alcanzó los 18.357 millones de euros, lo que representa un aumento del 0,8%, ambos cifras récord para la empresa entre febrero y julio.
Sin embargo, estos resultados contrastan notablemente con los incrementos de años anteriores, donde el beneficio neto había crecido un 10,1% en 2024, un 40,1% en 2023 y un 41% en 2022. Este primer semestre de 2025 comenzó con un crecimiento moderado, donde las ventas entre febrero y abril solo aumentaron un 1,5% y el beneficio neto se incrementó apenas un 0,8%. La situación se vio afectada por la ralentización del consumo en Europa y la implementación de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos sobre productos europeos, lo que ha impactado negativamente en las cuentas de la empresa.
El segundo trimestre tampoco mostró una mejora significativa, con una facturación de 9.833 millones de euros, un incremento del 0,8%, y un beneficio neto que alcanzó los 1.486 millones, también con un aumento del 0,8%. En comparación, en el mismo periodo de 2024, las ventas habían crecido un 7,2% y los beneficios un 10,1%. Esta desaceleración ha llevado a los analistas a ofrecer dos perspectivas sobre la situación: una que considera los resultados como un vaso medio lleno, destacando las cifras históricas, y otra que lo ve como medio vacío, señalando la desaceleración en comparación con años anteriores.
Los expertos apuntan a que esta moderación en el crecimiento no debe ser interpretada como un freno abrupto, sino como un ajuste natural tras varios años de crecimiento sostenido. Cuatro factores han sido identificados como claves en esta desaceleración: la ralentización del consumo en Europa, el impacto de los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, la evolución desfavorable de las divisas y la realidad de que pocas empresas pueden mantener un crecimiento de doble dígito durante períodos prolongados.
A pesar de estos desafíos, Inditex ha mantenido un margen bruto sólido del 58% en el segundo trimestre, lo que refleja la fortaleza de su modelo de negocio. Este periodo es tradicionalmente uno de los más débiles del año, marcado por las rebajas de verano y un mayor peso de productos de temporada. El mercado suele prestar más atención al segundo semestre, que incluye la campaña de otoño-invierno, las ventas navideñas y las rebajas de enero, donde se comercializan prendas con márgenes más altos.
Inditex ha indicado que las ventas en agosto y en la primera semana de septiembre han comenzado con un crecimiento del 9%, lo que genera un atisbo de optimismo entre los inversores. Sin embargo, la gran incógnita radica en si estas cifras serán suficientes para recuperar la confianza de los inversores, dado que la compañía ha tenido el peor desempeño en el índice Ibex 35 en 2025, con caídas significativas en su cotización. Aunque los resultados son récord en términos absolutos, podrían no ser suficientes para reanimar el valor de la acción en el corto plazo, a menos que el mercado adopte una visión optimista sobre la capacidad de la empresa para seguir generando ingresos y beneficios a pesar de los vientos en contra.
Inditex ha demostrado que, incluso en un contexto adverso, mantiene su fortaleza financiera y su capacidad para generar caja. El reto a partir de ahora será convencer a los inversores de que la desaceleración en el crecimiento es solo una pausa natural tras años de incrementos desmesurados, y no un signo de agotamiento estructural. La compañía, que representa más del 10% del Ibex 35, se encuentra en un momento crucial que determinará su rumbo en el futuro cercano.